Vos que sos radical
Por Simón Radowistky
Mauricio Macri llegó a la presidencia gracias a la sociedad estructural con el radicalismo. El alfonsinismo se olvidó de Raúl Ricardo cuando dijo “el límite es la derecha”. Las boinas blancas cometieron ese “olvido” en más de una ocasión. Hoy en día, siguen apoyando a la gente del gran saqueador del siglo XXI, eso sí te hablan de Yrigoyen, Alem y demás boinas que se siguen revolcándose en sus tumbas.
De todas maneras, coloquemos la historia al servicio del público y aclaremos como fue la vida radical. El peludo bajó la jornada laboral, con orgullo dice el radical. Digamos que Hipólito tomó esa medida luego de más de 1000 muertos que produjo la semana trágica de enero de 1919. Podía haber resuelto el tema antes, pero esperó la muerte.
La semana trágica no fue el único hecho histórico de este gobierno. El fusilamiento de más de 1200 anarquistas en la Patagonia por orden del ejecutivo y con la acción del coronel Varela redondeó un mal gobierno que los medios poco han criticado.
Marcelo Torcuato de Alvear sucedió al peludo. Un gobierno que supo ganarse a la oligarquía y olvidar esas boinas que lo llevaron a la presidencia. El trabajador seguía sin derechos creyendo que el Torcuato era uno de ellos, pero no, era de las familias patricias. Retornó Yrigoyen, pero por dos años. Nada solucionó y cayó ante el primer golpe de estado.
Torcuato, en París, envió un telegrama felicitando a don Félix Uriburu, el primer dictador. El tiempo pasó, llegó Perón y algunos radicales acompañaron este gobierno. Otros, conspiraron. La revolución fusiladora produjo otro golpe de estado y el peronismo, por decreto se silenció.
Pedro Eugenio Aramburu, autor del decreto 4161, tenía un amigo. Su brazo civil, su continuismo, era el radical Ricardo Balbín. En la noche del 26 de mayo de 1957, en el Congreso de Unidad Radical presidido por Miguel
Ángel Zavala Ortiz, expresó “el gobierno revolucionario ha cumplido la primera parte de su misión- derrocar la dictadura- y le corresponde ahora cumplir la segunda: estructurar un régimen institucional que haga imposible el advenimiento de cualquier totalitarismo”.
Zavala Ortiz, continuó su carrera como canciller del radical Arturo Illia. El honesto Don Arturo prohibió la entrada de Perón al país y fue presidente con el 23 por ciento de los votos. El peronismo ausente bajo el decreto 4161. No nos olvidamos de Frondizi, otro radical que usó el voto peronista para beneficiar a la oligarquía. Legó el proceso. Los militares tenían fecha para ingresar al gobierno, pero don Ricardo Balbín, ansioso, se comunicaba con Videla y preguntaba, ¿Cuándo asumen? Este buen hombre pudo ser vicepresidente de Perón en 1973 pero el radical Alfonsín detonó al formula. El bueno de Don Raúl, amigo de algunos procesistas, asumió en 1983. Enjuició a los militares, pero los ayudó con la ley de punto final. En economía colocó a un enviado del FMI como ministro y dijo que el peso era más fuerte que el dólar. Instaló el austral con la foto de Rivadavia, el primer endeudador. Cristina le hizo un monumento en vida al gran hiperinflacionario. Don Raúl colaboró con Menem en la trama de la reforma constitucional del 94 para que, gracias al ballotage, ningún gobierno popular asuma. Eso sí, la derecha era su límite. Hoy esas boinas blancas votan al macrismo, a la Bullrich, traicionando a Alem, pero nunca al resto de aquellos que fueron presidentes. La UCR, o sea, la Unión Conservadora Republicana, ¿será?, porque
siempre ayudaron a la oligarquía, ¿no le parece?