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VIDELA

Por Gabriel Princip

Los jubilados en épocas de Videla cobraban miserias. Como ahora. Eso sí, no hacían marchas ni eran apaleados. Estaba prohibido ocupar la calle. Los salarios también eran escasos. Como ahora. Tampoco los trabajadores podían protestar ni ocupar la plaza. Como ahora. El modelo económico era de libre mercado. Como ahora. El dólar estaba pisado. Como ahora.

Parte de la sociedad estaba de acuerdo con el proceso. Como ahora. Se sabía que había muertos y desaparecidos. Como ahora. Porque los curas palotinos no se suicidan por la espalda ni las explosiones que detonaban casas en el GBA eran petardos. La muerte acosaba a la población. Como ahora. Antes había desaparecidos por una cuestión política. Hoy por el hambre y la falta de remedios. En esos años la Bullrich enviaba gente a la muerte. Hoy también. En esos años era una traidora, hoy también.

La relación con el imperio era carnal. Como ahora. La industria nacional caía en picada. Como ahora. El malestar general daba el presente. Como ahora. La oligarquía sonreía. Como ahora. Los militares cumplían con su trabajo, estar al servicio al poder. Como ahora. La policía hacia su trabajo, combatir al ciudadano. Como ahora. Los uniformados ganaban poco y robaban mucho. Como ahora. Los gobernantes estaban desquiciados. Como ahora.

La democracia era inexistente. Como ahora. Los gremialistas acordaban con el gobierno. Como ahora. Los idealistas y luchadores eran combatidos y perseguidos. Como ahora. La miseria poblaba el territorio. Como ahora. El hambre hacía de las suyas. Como ahora. Era una dictadura que los intelectuales llamaban proceso. Hoy también. El futbol entretenía al pueblo. Como ahora. El pan y el circo copaban las tapas de los diarios. Hoy no hay pan. Clarín festejaba cualquier acto contrario al pueblo. Como ahora. Joaquín Morales Sola editaba las noticias del trompetín y engañaba a sus lectores. Como ahora. La Carrió era empleada estatal. Como ahora. Los radicales aprobaban el accionar antidemocrático del gobierno. Como ahora. Susana Giménez era una mala actriz y cobraba fortunas. Como ahora. Mirta almorzaba con invitados que comentaban la campaña anti argentina. Hoy sigue almorzando con un invitado fundamental, el anti peronismo. El arte no esta presente. Hoy tampoco. La cultura faltaba a la cita. Como ahora.

En los confines de la dictadura se hicieron dos marchas con muertos y heridos. Como ahora. La imagen argentina en el exterior era penosa. Como ahora. Videla y sus secuaces se emborraban con el poder. Hoy también. Comer era un acto subversivo, hoy es una ilusión. La clase media como siempre, prefería la pobreza, el hambre y los uniformes antes que el peronismo. Nada ha cambiado. Todo es igual. Lo mismo un cura que un gran profesor.
Cambalache no venció en el siglo XX. Continúa. El mismo poder, la misma entrega territorial, la misma inmoralidad. Solo ha cambiado el vestuario. ¿No le parece?

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