Un mate con Francisco: el día que el Papa nos hizo sentir como en casa
Por Claudia Bustamante

El 9 de agosto de 2017 vivimos, como familia, una experiencia única: visitamos el Vaticano y tuvimos un encuentro cercano e inolvidable con el Papa Francisco.
Sabíamos que teníamos una larga espera, así que, fieles a nuestra costumbre, llevamos el equipo de mate. Lo que nunca imaginamos fue que ese mate sería el inicio de una de las anécdotas más hermosas de nuestras vidas.
Cuando Francisco comenzó a caminar entre los pasillos del Salón Pablo VI saludando a la gente, se detuvo frente a nosotros y, campechano, nos dijo: «Che, ¿van a tomar mate ustedes solos? Cebame uno.»
Gabriel se lo sirvió en nuestro mate, que llevaba la imagen de la Virgen del Valle, patrona de Catamarca, mi provincia. Fue un gesto simple, pero cargado de significado: el Papa compartiendo un mate como si estuviéramos en la cocina de casa.
Mientras tomaba mate, le mostré fotos de mi familia catamarqueña, los bendijo y esbozó un rezo en susurro.
Después se acercó a nuestros hijos, Nicolás y Matías. Le entregamos unos libros y una carta de un compañero de Nico que quería ser cura. Francisco, con esa picardía tan suya, le preguntó a Nicolás: «¿Y vos también querés ser cura?»
Ante su sonrisa tímida y nerviosa, el Papa le dijo riendo: «Vos querés ser banquero…»
El apretón de manos que le dio a Matías fue tan fuerte que aún hoy lo recuerda. Nos recibió los libros que llevamos de regalo, nos firmó un ejemplar de «Fallidos liberales, relatos nacionales» que lleva una imagen suya en tapa.
Esa mezcla de cercanía, ternura y humor nos conmovió profundamente. No fue solo un encuentro con el líder de la Iglesia Católica, fue un momento familiar, humano, inolvidable.
Ese día nos llevamos más que una bendición: nos llevamos el corazón lleno y la certeza de que la fe también se encuentra en los pequeños gestos, como compartir un mate.