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UN JUBILADO

Por Armando Paredes

Muchos creen que el jubilado de hoy, que registra un ingreso mensual de 250 mil pesos, es ayudado o mantenido por los hijos. Algunos sí, pero no son la mayoría. Todos los que estamos en actividad, algún día ocuparemos el lugar pasivo para entrar en la recta final de nuestras vidas y todavía no comprendemos lo que vive ese jubilado.

Ese señor que ya pasó los 65 años se levanta de su cama muy temprano, trata de hacerse un mate cocido en la cocina que alquila por 90 mil pesos mensuales. Galletas o pan acompañan ese mate o quizás no. Tiene luz y gas ese territorio de 30 metros cuadrados ubicado sobre una arteria porteña.

Esos servicios tienen un costo de 100 mil aproximadamente hasta el día de hoy porque mañana aumentan. Ya tenemos 190 mil y el jubilado todavía no salió de su departamento rumbo al banco a cobrar esos billetes que alcanzarán para cumplir con todos menos con él.

Al mediodía tratará de almorzar. No es seguro ya que tiene 60 mil pesos mensuales para esa tarea más la compra de remedios. Ya no son gratis. La matemática es una ciencia exacta, o sea que ese sub setenta cumpla con las cuatro comidas es una misión imposible.

Con lo cual la tarea del gobierno tiene pleno éxito. Lleva a la muerte natural y pronta de aquellos que ya no aportan y representan, para estos liber chorros, un gasto.

El humano nace para morir, el tema es que este presidente acelera el final. Muchos de estos jubilados pronto dejarán de pagar el alquiler y vivirán en las frías y sucias calles. El final llegará más rápido. Así, vive hoy alguien que trabajó toda su vida. De la misma manera afronta la vida un desempleado o el cuarenta por ciento de los trabajadores que son pobres.

Se entiende porque este modelo es asesino o sea de reducción poblacional. Milei justificará con sus aberrantes frases, “como alguien ayudará a ese pobre”, “algo harán” y demás pavadas. Todo se hace para que el argentino muera pronto sin costo alguno para este liberchorro auspiciante de pedófilos.

El gran problema que tiene el jubilado, además del día al día, es que el sesenta por ciento votó al desquiciado. A Macri el 70 por ciento de pasivos lo votaron y no hay ninguna garantía de que en una próxima elección el sub setenta cambie su voto.

El común denominador en la población argentina es la tristeza. Chicos que no comen ni estudian, pero se drogan. Adultos presos del desempleo y la inseguridad y pasivos que bancan a su verdugo. Todo esto mientras la oligarquía muere, pero de risa. En tanto la oposición manda comunicados antes del postre. Y mientras espera el café decide donde vacacionar. ¿Es hora de despertar y hacer justicia, no le parece?

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