Por Luisa Lane
Esteban Bullrich se impuso a Cristina Fernández en los últimos comicios. El gas aumenta en diciembre el 35 por ciento. Los votantes amarillos contentos pero la luz aumenta en diciembre para que la inflación aumente en enero y el porcentaje de suba salarial sea menor, el gobierno contento, el trabajador también porque las cárceles se habilitan para todo lo que sea K, incluso kiosqueros, kiwis, karatecas, o adeptos de Kimberley o Kennedy.
La derecha en el gobierno hace lo que siempre hizo, llevarse puesto un país. Pasó en el pre peronismo y desde el 76´ hasta el 2003, antiproyecto mediante. Con una oligarquía corrupta, una clase media que siempre creyó en el derrame y una clase baja influenciada por los medios dominantes, la Argentina vive entre una sonrisa inexplicable y resentida y una tristeza que se vislumbra en cada rostro que atraviesa las calles porteñas.
Mauricio Macri se lo ve en una gira victoriosa atrayendo inversiones que nunca vendrán mientras la familia Maldonado no puede entender porque la sociedad hace oídos sordos al asesinato de su hijo.
Un sector de los jubilados festeja el triunfo ajeno. Se divierte con los votos amarillos y la cárcel para D´Elía. El otro sector no entiende de que se ríen porque todos pagan los remedios, todos tendrán menos aumentos y a todos les rinde menos sus escasas entradas monetarias.
Luis Caputo festeja cada pedido deuda y más contento se pone cuando le hace ganar a su jefe el 2 por ciento de lo solicitado, o sea, casi 32 mil millones verdes. Los bolsos de López sumaban 8 millones. Caputo aparece mencionado en los papeles del paraíso.
Amplia es la sonrisa de los periodistas pautados. Mónica Gutiérrez, Majul, Lanata, y todo el elenco de los medios audiovisuales que promedian un millón de pesos anuales por ser serviles a una derecha asesina.
El gobierno está contento. Proyecta más triunfos. Las reformas saldrán por lo que ellos llaman consenso, en el barrio le decimos extorsión. Y el 2018 encontrará una nueva Argentina totalmente diferente a los años K.
Será la Argentina empobrecida y entregada. Donde la licencia por maternidad pasará de 3 meses a 15 días, donde será muy fácil despedir trabajadores y habrá plena ocupación. Aumentará el empleo, alias esclavitud, porque los costos habrán bajado para satisfacción del círculo rojo.
La Argentina que viene nos encontrara con más pobres, más marginales, jubilados tristes porque no llegan a costearse el resto de sus vidas, jubilados alegres porque tampoco llegan a fin de mes pero les encanta Boudou preso y una clase media que seguirá apoyando el modelo que los empobrece.
Por eso todos por la victoria, aquellos que hacen negocio con el espacio amarillo y el resto de la población que la pasa mal económicamente hablando pero que siente satisfacción cuando observa a Milagro Sala entre rejas, vituperada y descalificada.