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Son los oportunistas

«Los oportunistas de la desesperanza» reza el estribillo de una canción de Las Pastillas del Abuelo, ahora suman un nuevo capítulo en el tratamiento mediático del submarino desaparecido.

Por Rodrigo Marcogliese

“El periodismo es quizás la más eficaz de las armas modernas que las naciones poderosas utilizan para dominar pacíficamente a los países más débiles”, dijo Scalabrini Ortiz en 1957.

El caso del submarino desaparecido en las costas del país es sin lugar a dudas el tema que se apoderó de las pantallas. Desde ya, el único sentimiento que se aplica a este hecho no es la tristeza, ni la angustia, sino la bronca.

Bronca porque no sabemos los fines verdaderos, ni las causas, ni siquiera el tratamiento interno, o la desidia; pero más bronca aun porque no nos dejan saberlo.

Pero es fácil que es odiar, más aún que exigir justicia.

El concepto binario de los unos o los otros, separatista, reflejan y proyectan a los que odian. Esa gente se siente odiada, y lastimada. Habla de los intolerantes y son intolerantes. Hablan de adoctrinar, y adoctrinan. Habla de politizar y politizan.

El hecho objetivo de la pérdida de 44 argentinos se mezcla con la subjetividad que carga el periodista y dispara sobre el pueblo.

Hace unos días por el programa de COMUNAS en radio Belgrano, un compañero repitió los dichos de un productor que se refirió a que “no había demasiada información para hablar del submarino porque al estar bajo el agua no se veía”. Con total sorna me pronuncié al respecto diciendo que era porque hasta el momento no agrietaba la sociedad Argentina, ese término del que tanto hablamos y sólo favorece al cipayismo.

Textualmente dije “no es porque está bajo el agua, porque sí al barco le encuentran algo que remita a Cristina, que las chapas las compraron en Santa Cruz, o que el capitán es Kirchnerista le van a hacer mil informes”.

Lamentablemente, no hay que ser adivino, ni K, y ni siquiera inteligente para darse cuenta que así traccionan (y así hicieron).

Pero insisto en no hablar del submarino sino del tratamiento mediático. Esa arma insidiosa que penetra hasta la intimidad del cuerpo nacional, como también dijera Scalabrini Ortiz.

La prueba cabal es lo que expresaron algunos familiares acerca de la falta de mantenimiento en los últimos 15 años, y es entendible que digan eso, porque me los imagino y me pongo es su lugar. Con la desesperación latente, prendido a la tele, a los diarios, a la radio, a los portales de internet, y parado en la base naval esperando una respuesta. A cambio, escucharon que periodistas a los que poco les importa el tema manipularon la información y hablaron de la desinversión de Cristina sobre las Fuerzas Armadas. Obviamente cuentan con material de archivo y todo, los que antes no hablaban porque “se trataba de algo que no se veía y estaba bajo el agua”.

Cuanta razón tenía Scalabrini que hace 60 años exactamente decía “operan, no a través de sus opiniones, sino mediante el diestro empleo de la información pues sólo transfiere aquella parte de la realidad que conviene a los intereses que representan.”

Dos años pasaron desde que Mauricio Macri es Presidente de la Nación, ¿Quién puede creer que si el avión presidencial presentaba un estado calamitoso el iba a volar?. Claro que no, no se va a querer matar. En dos años lo pudo haber arreglado, al igual que siguiendo con la postura televisiva, si el ARA San Juan estaba en estado calamitoso se podría haber arreglado. Sólo que él no se iba a matar porque no viajaba en submarino. Entonces la discusión no pasaría por el mantenimiento, sino por la prioridad. Cuesta en el periodismo oficialista hablar de desidia actual.

Ahora, los heraldos de la farsa dicen que Macri está preocupado e inclusive piensa en desplazar del cargo a funcionarios. Eso podría ser en principio pero no nos apuremos, para funcionar en un sistema republicano respetemos los poderes y es el judicial el que debe intervenir si se encuentra algo indebido.

La justicia debe ser justa e igualitaria, y si se juzgó a los responsables de la falta de mantenimiento Jaime y Schiavi por la tragedia de Once, le corresponde lo mismo a las actuales autoridades.

Si son cesanteados de su cargo, el periodismo ¿exigirá la condena jurídica a los responsables, o la condena es sólo mediática y partidizada?.

Finalmente todo se resume en odios y prioridades, en pautas y obscenidades, en el medio la verdad y en los medios la mentira.

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