Siempre nos mienten
Por Dany Wilde
Los medios hegemónicos sirven solo para desinformar y no es una novedad. Que un diario mienta ya es una mala costumbre. Insisto no es nuevo. Rivadavia llegó a presidente gracias al mentidero mediático de la época desde la pluma de Valentín Alsina. De la década infame con Crítica, del proceso con Clarín y la Nación y desde el macrismo para acá ya no solo es notorio sino asqueante.
Rodolfo Walsh dijo: “nuestras clases dominantes han procurado siempre que los humildes no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe comenzar de nuevo, separada de luchas anteriores, la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece, así como la propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.
Claudio Díaz, por su parte, escribió en el “Manual del anti peronismo ilustrado”: “la apropiación por parte de la oligarquía de la “redacción” de nuestra historia persiguió como fin impedir, a través de la desfiguración del pasado, que los argentinos poseamos las herramientas y la capacidad para pensar y realizar una política nacional, es decir, propia.
Porque, como sostenía Arturo Jauretche, “para una política realista, la realidad está hecha de ayer y de mañana, de fines y de medios, de antecedentes y consecuentes, de causas y concausas. Véase entonces la importancia política del conocimiento de una historia auténtica. Sin ella no es posible del presente, y el desconocimiento del presente lleva implícita la imposibilidad de calcular el futuro”.
Estas declaraciones fueron hechas en un mundo donde la cibernética no imperaba, pero los medios fijaban posición y eran determinantes en la política nacional. El poder de los medios creció al igual que el mundo virtual. Estos dos conceptos influyen en la justicia y todos unidos ayudan al imperio a recolonizarnos cuantas veces quiera.
El poder económico decidió que el nuevo gobierno se ubique bajo la órbita de la doctrina Monroe. Para que se entienda, el nuevo presidente será muy obediente a la sociedad entre la Otan y las corporaciones porque existe una misión más importante que una elección y es la guerra contra la dupla China Rusia.
Será el masismo o juntos por el cargo los que ocupen el sillón de Rivadavia. Cualquiera de los dos tiene acuerdos con el imperio, ninguno distribuirá la riqueza o sea la oligarquía local y el mundo corporativo de parabienes.
Los militares de los 50 no pudieron, el proceso tampoco. Ni Menem ni Macri, pero quizás el Frente renovador o la ultraderecha determinen en que el peronismo se convierta en un partido pequeño. Por ahora usan al peronismo para las derrotas. Alberto hizo lo imposible para que el movimiento nacional sea el culpable de todo y Sergio Tomás, como buen liberal, reclama el voto al peronista, al kirchnerista, pero solo para llegar porque una vez ganador hará la gran Frondizi. ¿El problema es que el resto de los candidatos harán lo mismo, no le parece?