Y un buen día un anarco fue presidente. El poder económico no lo podía creer, si había alguien fácil de manejar era esto llamado Milei. Y lo hizo y lo está haciendo. La OTAN y sus cómplices empresarios se están llevando las riquezas de un país que supo ser rico. Ya no lo es.
“Si malo es el gringo que nos compra peor es el criollo que nos vende”, solía decir Arturo Jauretche. El vasco, si viviera, habría retado a duelo a esto llamado presidente.
Los soldados de este general, que alquila novias, se pelean por llevarse el botín. La ley de bases les permite todo. Y disfrutan cuando observan un pueblo saqueado y hambreado. Les encantan enviar tuiters y ser premiados por agredir a pobres y ancianos. Permiten que huyan pedófilos y consumen y como consumen.
La propuesta del nuevo orden mundial prendió. Volver el país a una idea previa al estado nación. En una palabra, obedecer a u emperador, pagar impuestos y dejar que la riqueza solo vaya a minorías que detestan la justicia social y la alegría popular. Esto son.
Usted se preguntará cual es el valor de mantener la nación. Es conservar el estado, es tener hospitales públicos, salud y educación gratuita, servicios accesibles y alimentos baratos o sea como en los gobiernos populares.
El vasco decía que “hay una cosa previa que es anterior a como y que, es ser. Ser nación. Después viene la forma de manejarla, y hay una sola, que es la voluntad del pueblo. Aquello es previo para que el pueblo tenga voluntad nacional. Construirla es tarea de todos los argentinos”.
Esta afirmación del hombre de Lincoln es sinónimo de la primera verdad de Perón. Es lo que aquellos que llegaron a una banca por el voto peronista no entienden y ni quieren entenderlo. El general coincidió con Jauretche en más de una frase y también dijo: “el pueblo conoce a sus enemigos. Si es tan tonto que se deja engañar y despojar, suya será la culpa y suyo será el castigo”.
Entonces como diría un filósofo español, “argentinos a las cosas”. Copar todos los espacios posibles, seducir al enemigo, y reclamar hasta la afonía para que alguna vez nuestros traidores legisladores tengan cien gramos de vergüenza y den comienzo al operativo Conan a la perrera, ¿no le parece?
