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Se necesitan plantar 170.000 árboles al año para compensar la huella de carbono

El transporte terrestre emite 41 millones de toneladas de CO2 anuales. Sólo 13% de las empresas dijo que aplica medidas para neutralizar las emisiones, según un relevamiento del sector.

El transporte automotor es el principal método de transporte terrestre, tanto en Argentina como en el mundo, y es un elemento central en la gestión de la logística de cargas. Pero este enorme protagonismo en todo el sistema de distribución y abastecimiento tiene a su vez un costo ambiental: la totalidad de camiones que circulan por nuestro país emiten estadísticamente, por año, un mínimo de 34 y un máximo de 42 toneladas de CO2.
Según un estudio especializado se necesitan plantar un mínimo de 170.000 árboles por año para compensar las emisiones que provocan los camiones en Argentina.

Estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destacaron que el transporte de cargas por carretera es un demandante de primer orden de energía, en particular de combustibles fósiles, en los que basa exclusivamente su funcionamiento. La consecuencia de esto es que los camiones por sí solos representan el 3% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el mundo.
En la Argentina, la participación de este tipo de transportes es fuertemente dominante, y alcanza el 93% de la carga interurbana. Se estima que la flota total incluye alrededor de 283.000 vehículos entre camiones y tractocamiones.
Si se considera un promedio de emisión de 1,02 kg de CO2 por kilómetro y un rango de 120.000 a 145.000 km recorridos anualmente por camión, cada vehículo puede emitir al ecosistema un mínimo de 122,4 toneladas de CO2 por año y un máximo de 147,9 toneladas, según una medición realizada por Avancargo, plataforma argentina que une a dadores de carga con transportistas.La compañía tiene un sistema de cálculo automatizado de emisiones de CO2 para el transporte de cargas, que le permite elaborar periódicamente el “Estudio de Impacto y Sustentabilidad en el Transporte en Argentina”.

Según la última edición de este estudio que incluye un relevamiento entre más de 300 empresas de transporte de distintos tamaños y ubicaciones, sólo 9% de las empresas lleva la cuenta o reporta de algún modo sus GEI. Esta cifra representa una disminución en comparación con el 15% expresado en 2023 y 2022.

Al hablar de compensación, sólo el 13% de los encuestados aseguró que compensa actualmente su huella, mientras que un 45% dijo que tiene interés en hacerlo. Esto representa un incremento del interés del 20% con relación a los resultados de 2023.

Un indicador positivo fue que el 69% de los encuestados respondió que está dispuesto a reportar datos de eficiencia en el consumo de combustible de sus viajes para medir sus GEI. Esto representa un aumento en comparación a la edición anterior (64%).

Si bien el informe refleja avances en materia de sustentabilidad, también deja a la vista que existen deficiencias en educación y capacitación: sólo un 62% de los transportistas encuestados dijo saber qué es la huella de carbono, con la salvedad de que al pedirles definirlo, un 16% de ese 62% lo definió mal.

En la actualidad, un poco más de un tercio de las empresas de transporte de cargas está sintiendo la presión de clientes o incluso la propia de reducir GEI. Hay un incremento de 4 puntos porcentuales en los últimos dos años y la presión se incrementa especialmente en las empresas que tienen flota propia.

La presión por reducir los GEI viene principalmente de motivación personal o necesidad del negocio (97%). Aunque, se mantiene la creciente presión por parte de los clientes (11% en 2024 vs 3% en 2022), la presión del Estado sigue siendo muy baja (3%).

Además, hay diferencias en los segmentos de cargas. Los que están ejerciendo mayor presión a sus transportistas para que reduzcan sus GEI son los sectores de agro (cosecha e insumos), industrial, minería, oil & gas y construcción.

Cómo responde la industria logística argentina al desafío de la sostenibilidad

El análisis que acompaña el estudio explica cómo la escala de operación, la responsabilidad administrativa y el acceso a recursos influyen en la sustentabilidad de cada segmento.

Destaca que los dueños con flotas diversificadas y los operadores logísticos lideran en adopción de prácticas eficientes, mientras que los choferes empleados se perfilan como un segmento clave influenciado por sus empleadores. Por otro lado, los operadores tercerizados deben mejorar la alineación con sus proveedores para cerrar brechas en la gestión de eficiencia.

También indica que se registró mayor conciencia y eficiencia en aquellos transportistas con operaciones largas: los que recorren más de 10.000 km mensuales muestran mayor conocimiento sobre la huella y mayor disposición a adoptar medidas.

En operaciones intermedias, también hay alta disposición, según el informe. Los rangos de 7.000 a 8.000 km mensuales tienen la mayor disposición a invertir en eficiencia de consumo de combustible, lo que sugiere que los programas de leasing verde serían muy efectivos para este grupo.

En cuanto a la educación ambiental, el estudio destaca que donde hay más necesidad es entre aquellos transportistas que hacen operaciones cortas. En los transportistas con menos de 3.000 km, la conciencia y disposición a compensar son menores, pero su alta disposición a reportar eficiencia abre una puerta para fomentar prácticas más sostenibles.

Como conclusión del relevamiento, Pablo Mendonça Paz, CMO de Avancargo, señaló: “Hay una oportunidad de impacto positivo muy grande si se ofrecen herramientas y procesos de medición y compensación más fáciles que los actuales. La intención de compensar se da transversalmente en transportistas de todo tipo, de tamaño de flota, pero con mayor intención en aquellos que sienten algún tipo de presión propia o de terceros de reducir las emisiones de carbono”.

Fuente: ambito.com

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