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Sabiondos de la nada

Por Dany Wilde

La sobremesa, el café, la fila en el banco son territorios que constituyen la destitución del saber. Cualquier cosa se afirma, se dice, se construyen axiomas sin probanza alguna y se discute por el solo hecho de obtener el trofeo de la razón ganada. Nada se prueba, nada se debate, todo se afirma, todo resulta, en muchos casos, una construcción de la mentira donde cada habitante de ese territorio se transforma en un colectivo de la desinformación que se traslada a cuanto oído sin contenido encuentre.

Frases como “se robaron todo”, “vagos y choriplaneros”, “agarra la pala”, “todos los K son corruptos”, “este gobierno dialoga”, “hay que darles tiempo”, “con la deuda hicimos el Metrobús” y un sinfín de justificaciones para condonar la ineptitud de un gobierno saqueador se escuchan y se repiten en los territorios mencionados con la ayuda diaria de  la cadena de medios dominantes. Nadie partidario de la ejecución de estas frases se atreve a discernir, poner en duda o al menos pensar que algo de lo que dice puede ser falso. En absoluto, todo es verdad, nada es mentira aunque choque con una veraz y dura realidad.

Las fuerzas moralizantes son quienes gobiernan en la actualidad. Un porcentaje importante de la población coincide con la idea oficialista, pero sin preguntar. Sólo afirma gracias a su profundo desconocimiento.

Quienes integran ideológicamente el espacio amarillo no se preguntan como hizo la fortuna la familia gobernante. ¿No recuerdan cuando en los 80´ eran parte de la patria contratista? ¿Se olvidaron de las coimas de Morón, el contrabando y el lavado? Porque esto sucedió, pasó y su medio preferido lo reflejó. Seguramente recuerda el hecho, entonces el otro interrogante es, ¿De qué moral estamos hablando? o para ser exactos, ¿Si es nuestro vale todo?

Hablando de memoria, ¿Qué tal un paseo por el 2001 con un 54 por ciento de pobreza y en país en llamas? Recordemos que pasaron cinco presidentes, que hubo un corralito, que asumió Néstor, que se retiró con una imagen positiva del 90 por ciento, que sucedió Cristina, que existió una jubilación de ama de casa, que en el 2009 el Banco Mundial informaba que la clase media en este siglo pasó de 9 a 18 millones, ¿Se acuerdan?

Hoy existen pseudo periodistas que justifican el desastre como lógica consecuencia de los bolsos de López o “el se robaron todo”. Entregan servida en bandeja axiomas que son falsos y se demuestran muy fácilmente. Suponiendo que los K hubieran constituido una banda delictiva y se apropiaban de los bienes del estado, los fondos de Santa Cruz y el rapto de pibes recién nacidos, al igual que los amigos de los gobernantes. El resultado delictivo sería el siguiente, realizando operaciones matemáticas el máximo posible de choreo estatal sería el 15 por ciento del producto bruto. Más imposible. Y si esto hubiera sido cierto con la ayuda de los fondos de Santa Cruz, los K jamás hubieran perdido una elección. Tampoco robaron chicos porque denuncias no hay y muchos militan. Igualmente son suposiciones, nada probado.

Ahora bien, está probado que casi todo el producto bruto, y no el 15 por ciento, está hipotecado por la deuda fenomenal realizada por Macri. Cien mil millones de dólares con un 2 por ciento en los bolsillos de Macri eximen de cualquier comentario sobre la opinión de esta gestión y el militante de la clase media debería sopesar sus valores morales cuando escucha el tamaño de deuda.

Entonces “se robaron todo, queda demostrado, que sólo es una frase marketinera para que cualquier ignorante o resentido repita para justificar su fracaso o su odio. Luego el resto de axiomas antipopulares son solo eso. Agarra la pala, choriplanero, vago, y demás constituyen adjetivos calificativos para agrandar la grieta que inventó el poder para dividir y gobernar. Quien emite esos juicios de valor no solamente no sabe de lo que habla, además discrimina y por último no entiende que se perjudica asimismo.

Si el plan económico abarcaría a mayorías, el famoso vago tendría algunos pesos y estos no constituirían un plazo fijo. Sus ingresos pasarían, consumo mediante, a formar parte de las ganancias del militante de la clase media. Entonces digo, si y solo si, para que el media clase pueda disfrutar de la vida hace falta que la clase baja tenga recursos, trabajo y consuma. Al revés es imposible.

Sin embargo la derecha todavía habla de la teoría del derrame, de inversiones y de apertura de importaciones que todo junto  consolida el suicidio colectivo de un país que hace dos años hablaba de satélites y hoy de 6 millones de hambrientos.

Eso sí, en la sobremesa seguimos justificando la mentira con “ustedes se robaron todo” y demás frases que solo son útiles para contener nuestra ignorancia, y establecer que somos sicarios del conocimiento, asesinos del debate, cómplices de la mentira, y socios de un gobierno que, ajuste mediante, extermina nuestras vidas.

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