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Reflexiones sobre la transitoriedad y la libertad

El otoño es una estación que evoca una multiplicidad de sensaciones, como la caída de las hojas, el crujir del suelo bajo nuestros pasos y los colores cálidos que pintan los paisajes antes del invierno. La hojarasca de otoño, en su apariencia efímera, es un fenómeno natural que nos recuerda la belleza y la transitoriedad de la vida. Sin embargo, en este mismo momento de la naturaleza, podemos encontrar un paralelo intrigante, al que podríamos denominar hojarasca de la libertad.

La hojarasca de otoño es en su esencia, una manifestación del ciclo vital de los árboles y a medida que estos seres vivos se desprenden de sus hojas, no sólo se despojan de lo que ya no les sirve, sino que también se preparan para el invierno, para un renacer en la primavera. En este sentido, la caída de las hojas puede interpretarse como un acto de liberación. Las hojas muertas son el pasado, son todo aquello que ha cumplido su ciclo y aunque ya no sirva, colabora en la creación de un nuevo suelo fértil para lo que vendrá.

Por otro lado, la hojarasca libertaria se refiere a un concepto más sutil pero igualmente potente, como ser la idea de despojarse de las ataduras y limitaciones que la sociedad y el Estado imponen sobre el individuo. En este contexto, la hojarasca de la libertad simboliza la emancipación del ser humano, la búsqueda de una vida en la que ser libre sea la norma y no la excepción. Representa el anhelo de un mundo en el que cada persona pueda ser parte activa de su destino, sin las injerencias autoritarias que a menudo marcan nuestras vidas.

La transición del otoño al invierno, del año antiguo al nuevo, puede verse como una metáfora de la lucha por la libertad. No podemos olvidar que, así como las hojas caen y los árboles se preparan para el invierno, la lucha por la libertad puede enfrentar momentos de adversidad. Hay emancipación en el proceso de dejar ir y en la valentía de abrazar la lucha.

Al contemplar la hojarasca de otoño, recordemos que cada hoja en el suelo es una oportunidad perdida, pero también una lección aprendida. Y al reflexionar sobre la otra hojarasca, recordemos que la lucha por la libertad es interminable y esencial. En este ciclo perpetuo de soltar y renacer, encontramos la esencia de lo que significa ser verdaderamente libres.

Francisco Manuel Silva
frsilva50@gmail.com

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