Por Gabriel Princip
Cuando se menciona a Florencio Randazzo, diversas pueden ser las opiniones sobre su persona. Para algunos, Randazzo es quién renovó el parque ferroviario y pasó a la historia. Otros se preguntan y dicen: ¿Es el verdadero Randazzo quien desoyó a Cristina y no aceptó ser candidato a gobernador bonaerense? ¿Será Randazzo el mismo que la noche de la muerte de Nissman estuvo en el mismo edificio que el fiscal, Clarín se enteró y no lo mencionó? ¿Tal vez sea Florencio el mismo con demasiadas buenas relaciones con el macrismo? ¿También puede ser el que se ubique en el peronismo para competir en las PASO? Cualquiera de esas versiones de Randazzo pueden ser, pero quizás sea aquella versión que algunas comentan y mientras todos creen que participará de las PASO, que enfrentará a Cristina y caerá vencido, él sabe que unas horas antes del cierre de lista, romperá bajo una vaga excusa y se convertirá en otra lista a dividir el voto y ser funcional al espacio amarillo. ¿Será por esa razón que María Eugenia Vidal, mediante la cercanía de algún intendente, invierta unos pesos en el Ministro del tren?
Lo cierto es que mientras Randazzo juega al compañero, la interna peronista se dinamiza. Cristina puede ser candidata, pero por Santa Cruz. La patria judicial luchará a expediente partido para que, al menos no sea candidata en Buenos Aires y consagre una derrota histórica para el mejor equipo de los últimos 50 años. Por si las moscas, existe un plan B. Verónica Magario es parte de ese plan y la acompañará una figura de renombre. La intendenta de la Matanza se aseguró la bendición de la ex presidenta y es parte de la unidad del justicialismo.
Cruzando la calle de los intereses peronistas se encuentra la ancha avenida del medio. Por esa avenida transita Sergio Massa desojando la Margarita para saber si es candidato a senador y la Stolbizer a diputada o produce la campaña pero no se candidatea. La duda del hombre de Tigre como de cualquier dirigente con aspiraciones es saber si Cristina será candidata o no en Buenos Aires. A partir de esa decisión, el resto acomoda sus agendas.
Todo esto pasa mientras el conflicto social aumenta y la sensación de un gobierno desgastado toma cuerpo. Parte del pueblo desea un cambio, otros que termine de una vez, pero el destituyente real no se encuentra en los gremios, ni en el PJ ni en el pueblo. Alguien dijo: “flaco esto terminó”. Y agregó “andá cerrando los trabajos sucios así te vas”. Estas frases tienen un origen y ese es el clan. Una familia que dispone de un correo, como Alfredo Yabrán, que tiene a mano más de un centenar de rutas aéreas con empresas de bajo costo para transportar, además, pasajeros. Que Franco tiene presencia en China y que algunos amigos de la familia se encargan de la buena. Es raro pero la transparencia no caracteriza a este clan que comenzó a planificar el día después.
El proceso de desorganización nacional ha concluido. El peronismo trata de que se cumplan los plazos institucionales, pero los intereses del mercado no tienen tiempo. Macri desea completar el mandato pero ya sabe que si se tiene que ir, Gabriela Michetti ya recibió una señal para que siga a su jefe. El panorama se encuentra enrarecido. El espacio amarillo se halla arrinconado, el conflicto social es determinante en los medios de comunicación y excusa en el sistema. Vidal se sigue equivocando con el esquema docente que es su talón de Aquiles. El peronismo sale de una reunión para meterse en otra, la patria judicial sigue revisando expedientes para ver que puede encontrar porque su misión es Cristina entre rejas y la ex presidente sin estructura, sin plata, sin dirigentes, sin medios pero con la gente aguarda en un rincón marcando el territorio político. Macri, con todo el poder, también se halla en un rincón pero escuchando la cuenta. El actual gobierno dejará si una pesada herencia pero el peronismo se las arreglará para que la sonrisa vuelva al pueblo argentino un día de estos y ese sea un día perfecto.
