Por Gabriel Princip.
En la previa, la pelea entre Cristina Fernández y Esteban Bullrich no tenía equivalencia. No había una sola consultora que se arriesgara por el hombre de Cambiemos. Un ministro desgastado y una líder se enfrentaron y la trampa electoral dio ganador por el momento al macrismo.
Irregularidades, mesas donde el candidato cristinista votaba en su contra, y olor a trampa se vivió en la provincia de Buenos Aires en las paso. Para colmo de males tanto la empresa que controla las elecciones como el Correo tienen como accionistas a los Macri y así es muy difícil la transparencia. No obstante el conteo se cortó faltando un 5 por ciento con Bullrich adelante y faltando el distrito de La Matanza por sumar.
Con este panorama no es difícil saber que Cristina puede revertir el resultado. Claro no toda la gente sabe que las empresas controladores de las elecciones tienen el sello Macri y menos aún sabe que el juez que tiene a cargo el resultado final es amigo de Macri.
“Ganó Cambiemos”, arriesgó un sindicalista a días de saberse el resultado final. El gremialista arrojó este resultado partiendo desde la trampa y de su llegada al juez. Quizás gane Bullrich pero todos sabemos que resulta raro que todas las encuestadoras se equivoquen.
Juan Manuel Culotta, hombre de San Isidro, juez, compañero de Macri en el Cardenal Newman es el responsable del resultado final de las elecciones bonaerenses. Entonces, si y solo si, se puede confiar en un resultado donde el juez es amigo del presidente, los medios están pagos por el ejecutivo y las empresas controladoras son privadas y de la familia presidencial?
No puede extrañar un resultado favorable al oficialismo, pero todos sabemos que es al mejor estilo década infame. El tema es que nadie protestará, porque el sistema quiere la eliminación de Cristina, la CGT coincide y quienes deberían salir a reclamar, la Cámpora están muy cómodos con su banca por cuatro años y lejos del poder.
No tenemos el resultado final, la lógica indica que ganó Cristina por dos o tres puntos, pero en una gestión donde la mentira y la trampa son denominadores comunes ningún resultado es extraño. Pero al margen de las paso, octubre será la elección decisiva y quizás el pejotismo se inmole para que Macri sigue en el sillón de Rivadavia hasta el 2023. Pues si Cristina no gana, quedará fuera de competencia para el 2019 y el PJ tardará por lo menos seis años en presentar una renovación triunfadora. No le parece?.