Prisión domiciliaria
Por Gabriel Princip.
La política de ajuste del presidente solo tiene objetivos tan antiguos como perjudiciales para las mayorías. Proclamar que la única alternativa es la motosierra es una falacia. Muy útil para convencer a blandas cabezas que la culpa la tiene el otro y al pobre de Conan no le queda más remedio que echar gente, congelar jubilaciones y salarios para que la pobre empresa privada siga adelante.
De tener éxito el proceso fascista el ciudadano deberá quedarse en casa. Será despedido de su trabajo y no tendrá recursos para movilizarse en la búsqueda de otro empleo. Al que le vaya relativamente bien también tratará de no salir de su hogar ya que debido a la falta de distribución de la riqueza la inseguridad irá en aumento. En una palabra, las mayorías estarán en una prisión domiciliaria.
Solo habitarán las calles, la izquierda con sus clásicas protestas y los libertarios que al grito de viva la libertad carajo atacarán a todo argentino que frunza el ceño cada vez que escuche el apellido del presidente.
No hay ninguna posibilidad de éxito para el pueblo por parte del método Milei. Ya fue utilizado en la década infame, en los setenta, en los noventa, con la alianza y el macrismo. Todos fracasaron. Todos tuvieron alta inflación y mayor pobreza. No creció la clase media y el pobre apenas comía.
El único gobierno que duplicó la clase media, según el Banco Mundial, fue el peronismo en el 2008. Su fundador, Juan Perón inventó la clase media en 1946 y estableció un gobierno con derechos sociales, laborales, creación de la industria, justicia social, independencia económica y soberanía nacional. El resto de los gobiernos de la mano del saqueo, el odio y la represión empobrecieron y colonizaron una y otra vez al país donde nacieron.
Los antecedentes no favorecen a Milei. Todavía no cumplió dos días de gobierno y apenas pudo juntar 20 mil personas en su asunción. Ya está peleado con su vice, desgastó la relación con su impulsor Mauricio Macri y el peronismo espera pacientemente el primer gran error.
El plan motosierra solo favorece a la oligarquía, cuyos integrantes le sacarán el banquito cuando no les sea útil. La motosierra corta, rompe no construye y será imposible que cortando y rompiendo construya una relación con la sociedad que asegure su continuidad en el sillón de Rivadavia. ¿No le parece?