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PENSAMIENTO NACIONAL

Por  Simón Radowistky

Hablamos del pensamiento nacional pero no lo definimos. Arturo Jauretche decía que era “ver el mundo con ojos argentinos” y por ahí pasa el tema. Jorge Rachid dice: “Por ellos, los que consiguieron construir un nuevo paradigma, el humanismo que expresa la política latinoamericana, tiene un abismo diferencial  con las conductas hegemónicas del imperialismo.

Un humanismo que proyecta una nueva idea de construcción colectiva, dinamizadora de aspectos solidarios de la comunidad, integrativos  a lo mejor  del hombre como un ser social, que se realiza en el seno de su comunidad, donde el hombre aislado no existe, con una concepción de comunidad organizada que brinda el sostén necesario del estado de justicia social, que nuestro país ya vivió en la década del 50´, en la década K siguiendo la guerra cultural contra el neo liberalismo”.

Finaliza Rachid: “El pensamiento nacional es el pensamiento vivo del pueblo, es la mejor arma  de la batalla cultural, es la posibilidad de construir la historia de cada día y no relatarla, nos transforma en protagonistas antes que en testigos pasivos de nuestro devenir, es una construcción permanente, apuntalada en la lucha por las ideas, con las movilizaciones populares, las pugnas sectoriales, elevando los niveles de conciencia de nuestro pueblo trabajador, formulando los nuevos paradigmas colectivos que iluminan las esperanzas y fogonean las utopías, que en definitiva escriben la historia de los pueblos”.

Estas pautas que nos otorgan estos emblemas del pensamiento nacional nos sirven para sortear las trampas que coloca a diario la clase dominante. Si transitamos este camino, el atajo a la verdad llega rápidamente sin pagar peaje alguno.

Esta forma de pensar nos permite razonar sobre la actualidad y dudar sobre la historia. El pensamiento nacional elude al Billiken y no tiene piedad con figuras como Mitre, Sarmiento, Roca en la antigüedad y el neoliberalismo actual de Macri.

Desde este rincón podemos entender que Rosas  no fue la primer tiranía ni la vergüenza que da cuenta Mitre. Que Perón no fue un demagogo vulgar ni el inventor del populismo. Que Fidel Castro no llegó al poder para imponer una dictadura sino para independizar Cuba. Que Néstor y Cristina no fueron ladrones ni populistas, sino autores del crecimiento argentino en el siglo XXI.

Lamentablemente una parte importante de la clase media cae en la trampa liberal y termina votando a aquellos que los saquean en forma sistemática y echando culpas sobre aquellos que crearon la escenografía para que pudieran crecer. Es la misma población que acepta con alegría la dependencia y la desindustrialización.

En “Apuntes para el pensamiento nacional”, Maximiliano Pedranzini afirma: “Una vez más vemos que el accionar de la clase dominante que ha gobernado buena parte de nuestra reciente historia como nación es consecuente con su pensamiento político, cultural y económico del mundo, pues al justificar a Inglaterra como taller del mundo, nosotros pasamos a ser el granero del mundo, como en la actualidad. La historia también funciona como un espejo de paradojas, donde nosotros nos reflejamos contrarios a la imagen dominante. Mientras ellos en el desarrollo de sus fuerzas productivas se constituyen como una nación industrial, nosotros frenamos dicho desarrollo con la zoncera del granero del mundo”.

Precisamente Jauretche en la Zoncera Número 35 cuenta: “La canasta de pan, el granero del mundo”, explica formidablemente la naturaleza  de este tipo de zonceras en el que el país en su condición de semi colonia tiene como única función exportar “los frutos de las pampas” al orbe entero y escribe “este tipo de zoncera optimista está siempre referida al cumplimiento del destino que se nos tenía asignado como granja”.

Para finalizar, adherir al pensamiento nacional es elegir la libertad en lugar de la esclavitud. El pensamiento nacional habla de independencia económica, justicia social y soberanía política, tal cual lo planteó FORJA y luego lo consolidó Perón.

Es entender que la Revolución de Mayo no fue un acto liberador sino una operación británica para poder comercializar con las Provincias Unidas. Es entender que el 90 por ciento de los próceres que son sustantivos propios viales trabajaron para el imperio. Es entender que los verdaderos héroes son vituperados por el sistema. Es entender que Sarmiento iba al colegio hasta los días de lluvia en un lugar donde llovía una vez al año. Es entender que los mejores tiempos para las mayorías, el sistema los descalifica con el adjetivo de populismo. Es entender que el actual gobierno acusa al anterior mientras nos entrega a las corporaciones supranacionales.

Usted elige. Tiene el camino de la mentira que indefectiblemente lo lleva a la pobreza con enojo y tristeza u opta por la verdad que al menos es independencia económica, justicia social y soberanía política en un marco de alegría general.

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