Otra vez la caja boba
Por Dany Wilde.
Y Milei se pasea por los medios, día y noche. La novia del candidato también. A veces, Bullrich y quizás el gran Sergio. La gente consume en mayor medida a alguien que habla con un perro muerto y nombrará primera dama a su hermana. Los demás candidatos también juegan, pero los medios nos dictan que Milei será presidente. Es la caja boba la que contiene a los bobos.
Por más que se aconseje apagar el receptor, el humano encenderá el aparato y, si es joven, al mismo tiempo que el ordenador de TikTok. Groucho Marx dijo alguna vez: “encuentro a la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro”. En coincidencia con este pensamiento, Roberto Spaemann escribió: “la televisión destruye sistemáticamente la diferencia entre lo normal y lo anormal, carece en sí de interés suficiente y siempre habrá entonces que enfrentarlo a una alternativa. Su criterio no es la difusión de valores y principios, sino el provocar el mayor impacto”.
Los medios no definen una elección, pero ayudan a no pensar. Argentinos que odian a los ingleses votan a Milei, que es un fan de la Thatcher. Los mismos que aplaudieron la película 1985 votan a quien aspira a realizar un monumento a Videla. Votan con alegría a alguien que les dice que la justicia social desaparecerá. El mismo que busca una medium para hablar con su perro muerto y ese que se pronunció a favor del FMI. Todo esto pasa por un aparato caza bobos donde sus víctimas felices eligen a sus sicarios para ser mimados por el poder.
Umberto Eco supo decir que “hoy no salir en televisión es un signo de elegancia”. Malcolm X, aquel luchador por los derechos de la negritud, avisó: “si no estás prevenido ante los medios de comunicación, amarás al opresor y odiarás al oprimido”. Y así es la caja boba. Son premiados aquellos que defienden al poder y castigados los que están del otro lado de la vereda. ¿La solución es apagar el aparato y volcarse a la lectura, no le parece?