El Club que reúne a la elite mundial debatió sobre la crisis de la globalización, el empleo y el auge de los populismos, ente otros temas que afectan a sus intereses geopolíticos. Los dueños del mundo se volvieron a ver las caras en este hermético clan, que según analistas internacionales, son los que impulsan los destinos del sistema capitalista.
Por Matías Benítez
La realidad es que el 1% más rico del mundo ya posee tanta riqueza como el resto de los habitantes del planeta. Ellos son los dueños del mundo, podemos decir el poder real. Con un dominio político, económico, cultural e incluso militar que excede a los Estado Nación, desde la guerra fría fueron sosteniendo su poder en instituciones como la OUNU y La OTAN, la Comisión Trilateral, el Fondo Monetario Internacional.
En la edición número 65 realizada en Chantilly, una ciudad como la crema, en los Estados Unidos, la elite de banqueros, magnates, dirigente políticos, familias reales, financieras y científicos tuvieron su encuentro, que por primera vez en décadas no contó con la presencia de uno de los fundadores: David Rockefeller que murió en marzo de este año a los 101 años.
No se publicaron conclusiones, ni actas, ni se conocen detalles. Apenas se conoce el temario que fue publicado en una web oficial que nombra de forma genérica los asuntos a tratar: La crisis de la globalización, el auge de los populismos, el desempleo, la dirección de la Unión Europea tras el Brexit, la guerra de información, el papel de Rusia y China en el terreno internacional, la crisis de Oriente Medio y la proliferación de las armas nucleares.
Un ítem que no pasa desapercibido es el que aparece como “Administración Trum: informe de avances”, dando a entender que ya hay cosas en juego que se están desarrollando. Su principal competidora, Hillary Clinton, había sido invitada al club en ediciones anteriores y era promocionada como la favorita de las principales corporaciones. Trum, al menos durante la campaña, se promocionaba como un candidato anti establishment. El otro tema que se trató son las relaciones transatlánticas que se ven afectadas por las políticas del presidente norteamericano.
Entre las 131 personas de 21 países que estaban invitados se encontraba la presidenta del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde; el presidente de Goldman Sachs, Durão Barroso; el diplomático y cofundador de Kissinger Associates, Henry Kissinger; el director de asuntos exteriores de The Financial Times, Gideon Rachman; y los CEO de Airbus y Ryanair, Thomas Enders y Michel O’Leary.
El poder mediático, central a la hora de sostener sus intereses, estuvieron editores de medios como Financial Times, The Economist, Bloomerang y Wall Street Journal.
El temario de años anteriores como en 2015 y 2016 se trataron temas como la inteligencia artificial y la seguridad cibernética, con un avance muy fuerte de grupos como WikiLeaks y las filtraciones de los Papeles de Panamá, cuestiones que debilitan la imagen de los dueños del mundo.
Son diminutas piezas que ayudan a entender lo que está pasando en el mundo. El club Bilderberg es una de las llaves para entender como convergen los intereses de las elites más poderosas del mundo. Uno de los fines más importantes desde su creación es imponer el nuevo orden mundial en relación a unificar políticamente a Europa, generar formas de defensa entre Europa y Estados Unidos, formas de luchar política e ideológica contra el marxismo. La unión europea es una realidad, el muro de Berlín cayó y la URSS se desarmó. La hegemonía norteamericana se realizó de forma indiscutible. Los cuestionamientos hoy sacuden instituciones desprestigiadas. Significa que se está pasando de un mundo unipolar a un mundo multipolar. El crecimiento del bloque Chino-Ruso, el conflicto con Corea del Norte, las armas nucleares. El florecimiento de políticos antisistema que discuten el rol del sistema financiero, los nacionalismos emergentes teñidos de un halo xenófobo. En definitiva, empieza a haber tironeo de poder.