Opinión

No vuelven más

Por Bret Sinclair.

En el discurso que pronunció, ayer por la noche, el presidente ante los integrantes de la Fundación Libertad volvió a repetir sus frases favoritas. Esos conceptos de mal gusto, descalificaciones sin sentido y groserías que siempre terminan con un “estos no vuelven más”.

Sin pecar de soberbio y haciendo historia todo presidente argentino en su primer año de mandato se cree una mezcla de Kennedy, Perón y el hombre nuclear para terminar sin pena ni gloria pareciéndose más al chavo del 8 que a un superhéroe.

El objetivo final del subnormal es la disolución nacional y la entrega total. Para ello debe terminar con el peronismo. Lamentablemente hoy el movimiento sufre una crisis de identidad sin conductor ni líderes que puedan aparecer en el corto plazo.

Cristina ya es parte del recuerdo. Kicillof tiene buenas intenciones, pero nada más. Máximo no tiene ni intenciones y el resto son brillantes en los medios e invotables en los comicios. Si hoy se llevara a cabo una elección el peronismo caería derrotado, a pesar de un Milei trastornado y un Conan muerto y mudo.

El no vuelven más es solo un deseo. El peronismo se rearmará y volverá. No sabemos cuándo ni con quien, pero no ha muerto. El Perón de los 40 retornó a la historia argentina en el siglo 21 con Néstor y Evita con Cristina. Al margen de las injustas valoraciones lo que hay que entender que para el militante peronista que leyó a Evita pudo ver a Cristina. No es lo mismo, tampoco Néstor es una copia de Perón, pero es terminó siendo un simil.

Hoy solo tenemos oportunistas o compañeros pasados de edad, pero no se perfila nadie como líder. El no vuelven más puede durar una gestión y nada más. Hoy Milei encarna el preperonismo, una Argentina pobre, miserable y sin derechos. Nuestra obligación es encontrar a Perón y quizás sea un intendente, un gobernador, un subsecretario de Kicillof o alguien fuera de la estructura del Pj. Por allí desfilan Cúneo, Grabois y los desconocidos de siempre.

Que Milei disfrute de la fama que le permite el poder porque el calor del pueblo no lo tiene, tampoco le importa.

El pibe que lo votó ya se está arrepintiendo. El jubilado que confió en él llora en las paredes y el pueblo trabajador espera otra traición de la CGT para seguir laborando por monedas como hace cien años. Busquemos a Perón mientras el subnormal charla con Conan, no le parece?

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