Ni Menem ni Cristina
Tito Crespo.
El peronismo odia a Menem por las privatizaciones, la derecha por la corrupción y los que hilamos fino proclamamos la bronca por la sanción de la Constitución de 1994.
Cristina es odiada por la derecha por la corrupción en su gobierno, el peronismo ortodoxo por su apego a radicales y comunistas. Los que vemos otra historia, la criticamos por la falta de construcción política.
Lo cierto es que Menem y Cristina no dieron cuenta, pero hicieron muy difícil y casi imposible otro gobierno de su mismo signo político.
La reforma del 94 entregó al radicalismo, en plena decadencia, más cargos electivos y además el voto porteño que significaría a la postre nunca un triunfo peronista. Como si esto no fuera poco se ideó una manera que resulte improbable un gobierno de mayorías y fue la segunda vuelta. Gracias a esto Macri y Milei fueron presidentes juntando al arco político en contra del justicialismo.
Todo eso por cuatro años más de gobierno, que para colmo de males fueron un desastre. La ambición desmedida nos llevó a la desgracia.
Por su parte, los k en lugar de reformar esta carta magna dejaron hacer. Además, inventaron las paso que solo sirve para partidos chicos y además costear los comicios de todo partido. Una creación que fue cómplice de más de una devaluación.
Como si esto no fuera suficiente, se le otorgó el voto a los chicos de 16 años. Un adolescente no tiene responsabilidades, no es jefe de familia, es rebelde, anti oficialista y vos permitís que vote. Otro error.
Entonces si juntamos a Menem y Cristina obtenemos a Milei. Porque la única manera que un actor de reparto llegue a la presidencia, como ocurrió, es porque hay una segunda vuelta donde todos se junta contra el peronismo, unas paso donde se disparó el hombre que habla con su perro muerto y que un millón de adolescentes votaran este domingo. La idea de tomar este tipo de medidas permite la primera plana de los diarios, pero jamás trascienden en la historia como estadista. ¿Todo aquello que realizaron para ganar una elección permitió al enemigo no perder nunca más, no le parece?.