Por Gabriel Princip
Desde la década del 70´ que quienes proponen el nuevo orden mundial insisten con la reducción poblacional. Idea que a partir de junio del 2015 toma fuerza. Y hoy es un hecho. Las corporaciones supranacionales trabajan a destajo en que haya menos gente en el planeta.
¿Y cómo se logra este objetivo? Con guerras, planes de ajuste continuo, caída de movimientos nacionales y también con la intervención en la medicina, la ciencia y la agricultura.
Las semillas transgénicas también son una herramienta para cumplir con el sueño de estos trasnochados.
La Fundación Rockefeller en sociedad con la OMS, organización mundial de la salud, financian un programa de salud reproductiva a través del uso de una innovadora vacuna contra el tétanos. En el libro “ El club de los inmortales” podemos leer al respecto: “Esta vacuna se utiliza con las hormonas naturales hCG, es un agente abortivo que impide embarazos, pero no se informa de ello a las mujeres que la reciben. Tampoco se dice nada sobre el hecho de que el Pentágono considera la reducción de la población como una forma de sofisticada de guerra biológica para resolver el problema del hambre en el mundo. En el fondo, se trata de controlar la naturaleza, rediseñarla y reconstruirla para que satisfaga los caprichos de la élite al mando”.
Recordemos que en la década del 50´ el general Perón planteaba que la próxima guerra mundial era por los alimentos.
Y se está cumpliendo en el marco que las potencias asociadas a las corporaciones van declarando conflictos bélicos en aquellos países subdesarrollados que posean riquezas naturales y como lógica consecuencia van administrando los alimentos controlando y reduciendo la población.
No es inocente que Estados Unidos declare la guerra a países ricos en petróleo y gas en Asia, y financie las oposiciones a gobiernos populares en América Latina poseedores de petróleo y agua. Además en coloca en los gobiernos sudamericanos soldados de la causa del ajuste que asociados con la justicia y los medios dominantes determinen que aquellos líderes que hicieron crecer a sus países terminen en la cárcel mientras son gobernados por ceos corruptos de vieja data, pero obedientes al poder.
Hoy discutimos reformas laborales, previsionales y tributarias. Mientras la dirigencia nos hace ver que mal le hace al pueblo que un maestro se tome licencias exageradas, o que el gobierno anterior hizo una fiesta con la distribución de la riqueza no alcanzamos a comprender que el único objetivo de las reformas no es el crecimiento de un país sino la aceleración a dejar este mundo por parte de los habitantes.