Por Gabriel Princip
El votante medio amarillo es amplio de adjetivos, escaso de contenido y corto de palabra. Entonces, hoy se muestra exultante por el triunfo logrado por esa minoría empoderada repartiendo calificativos sin sentido, pero que alegran su vida.
“Se acabó la corrupción”, se escucha seguido. Claro que uno le dice “mirá que tu día de labor será de 12 horas con la nueva reforma laboral”. Contesta enseguida “¿y qué? pero sin corruptos”.
Más atrás, en el fondo, se oye “por fin todos presos”, y uno le contesta, “si está bien pero te vas a jubilar 5 años más de lo previsto”. “¿Y qué?”.
Más a la derecha se escucha “basta de choriplaneros, fuera Cristina”, y uno contesta “pero mirá que vas a pagar más impuestos con la reforma tributaria”. “Pero sin vagos”.
Y así, con cada frase exultante, se le contesta con la quita de derechos.
El hombre del globo no cesa de repetir consignas que ha escuchado en los medios dominantes pero no logra comprender que los villanos, los cristinistas, los negros y los villeros estarán lejos del poder por un tiempo largo al tiempo que la clase media se convertirá en la nueva clase baja.
Durante todo el día desde hace dos años, se escuchan frases sin contenido alguno, adjetivos de los más agresivos y deseos que jamás se cumplirán. Entre las frases ranquea en el primer lugar: “Macri es rico, no vino a robar”. En el rubro adjetivo el “KK choriplanero” se lleva el primer puesto y en las expresiones de deseos manda el “hay que sacrificarse por el país no como antes que tenías todo servido”.
Este tipo de mensajes dejan descolocado al mundo psicológico, los sociólogos todavía no entienden para que estudiaron y los políticos admiten que la pelea contra las corporaciones es derrota segura.
El ciclo Macri se encuentra a mitad de camino del primer gobierno. Se hace hincapié en que es muy posible que sea reelecto porque las condiciones se van dando. El peronismo totalmente fragmentado encuentra en la figura de Cristina a la dirigente con más masa votante pero al mismo tiempo el sistema se aburre de decirle que no a su candidatura. El resto de los candidatos que puede presentar el peronismo en tiempo y forma para la elección presidencial carecen de acompañamiento popular. En una palabra, se presentará una formula por compromiso.
De la vereda amarilla el actual presidente tiene los votos necesarios para triunfar. Si no es primera vuelta, su sistema de alianzas le asegura el ballotage. En caso de no presentarse Macri, la figura de Vidal viene pidiendo pista porque su masa votante es mayor a la del actual presidente.
Con este breve análisis se concluye que hasta el 2023 la restauración conservadora dominará el país. Veremos para ese año más pobres y más convencidos de ser pobres y nunca anhelar un crecimiento económico. Presenciaremos el réquiem de la clase media y una oligarquía exultante. Todo esto en un país similar a los Estados Unidos de Norteamérica pero sin el poder del imperio, si con su deuda, con su inseguridad y con la idea de ser el Puerto Rico de Sudamérica.