Por Gabriel Princip
Hoy existen varias versiones sobre el almuerzo de Mirta Legrand, uno de los primeros, donde concurrió Poncio Pilatos y la producción no encontró a Cristo y no pudo invitarlo. Cuenta la leyenda que, por esos días en que la tierra se estaba enfriando, el almuerzo se realizó en la casa del gobernador.
El locutor anuncia los invitados. “Hoy almuerzan con Mirta, el gobernador Poncio Pilatos, el defensor de derechos sociales Juan el Bautista, la modelo Salome y el sumo sacerdote Caifás”.
Mirta abre el dialogo.
-Salomé, que linda estás. ¿Qué estás haciendo últimamente?
-Nada. Sigo con la danza de los 7 velos recorriendo los barrios, aunque a veces me cuesta llegar a cada lugar por los piquetes de Juan el Bautista. Digo Juan, ¿Podría tener en cuenta que la gente quiere trabajar, no?
-Salomé, nosotros llevamos la palabra de Dios. No somos piqueteros, sino una simple orga que responde al maestro y con su idea recorremos el país hablando con la gente.
-Todo bien Juan, agrega Mirta pero mire que Salomé es mujer de armas llevar. No sea que algún día le cueste la cabeza su trabajo social. Quiero agregar, aprovechando el momento, dice Mirta, que la producción estuvo buscando por todas partes a ese que dice ser el rey de los judíos y no lo pudimos ubicar.
-Mirta, contesta Juan, es Jesús el maestro, hijo de José el Carpintero y María. Y hoy está de campaña. No se olvide que es nuestro conductor.
-Sí, pero usa barba, le regala la comida a los pobres, le multiplica peces, pan y vino y está en contra de nuestro gobierno. Y eso no está bien. ¿Coincide conmigo Poncio?
-Delo por seguro Mirta, aunque yo en este tema prefiero lavarme las manos. Casualmente en un operativo dimos cuenta de Barrabas y si tenemos éxito con algún allanamiento, creo que Jesús dará con sus huesos donde indique la justicia.
-¿Es un delincuente?, pregunta Mirta
-Es un subversivo, replica Caifás. Salome asiente y Juan mueve la cabeza, por ahora.
-Y si, consiente Mirta. Está con los pobres, le molesta el sistema, siempre mal vestido, desalineado y manejando como diría Juan, una orga. No queda más que pensar que es un militante y futuro ñoqui.
-Permítame una palabra contesta Juan. Él es nuestro maestro, nuestro salvador, nuestro mesías.
-Si claro, contesta Mirta. Un salvador pobre y mal vestido. Que lo salve a usted, a mi déjeme con el imperio, con Pilatos, con Salome, con Caifás, con la gente linda. Bueno, pasemos a tomar el café al living, invita la señora.
Concluido la infusión, Mirta cierra el almuerzo solicitando un deseo para cada uno.
-A ver Salome, ¿Cuál es tu deseo?
-Seguir el éxito de la danza de los siete velos y que mi rey o el sumo sacerdote me entregue en bandeja lo que más quiero.
-¿Vos Juan el Bautista?
-Que triunfe nuestra palabra, la del maestro y que no pierda la cabeza por el gusto de una nena caprichosa.
-¿Vos Caifás?
-Que el imperio me ascienda y que sigamos con esta política pro mercado para el sostenimiento de este modelo sin inclusión y conectados al mundo.
-Por último, nuestro gobernador Poncio Pilatos, que se acaba de lavar las manos.
-Nada, dice Poncio. Que la palabra de los subversivos no llegue a la gente, que este Jesús no triunfe, y que usted siga organizando estos almuerzos con gente linda. Ah, le tiro una primicia, ya salió la orden de captura para el hijo del carpintero, y que será sumariado prontamente junto a Barrabas.
-Que eficiencia la del gobierno, contesta Mirta y cierra el almuerzo con un saludo para todos y recordando que en estas Pascuas con Jesús preso y el futuro descabezamiento de su corriente política, la casa está en orden.