Por Gabriel Princip
El pasado 28 de junio un jubilado marplatense, en la escalera del Anses, dijo: “La culpa es del gobierno” tomó un revolver y se suicidó. El segundo caso en esta repartición pública en lo que va del año, y la tasa de suicidios sigue incrementándose, tal cual lo anticipamos desde este espacio, apenas Macri presentó su plan económico.
Todo plan de ajuste tiene olor a muerte, estos procesos económicos no significan un porcentual menor en tus ganancias sino reducir de a poco tu bienestar. La depresión se hace presente y depende las características de cada persona sobrevive o no. También, al aumentar tarifas e impuestos y congelar salarios, se reducen las posibilidades para mantener intactas tus necesidades vitales al tiempo que te abren el camino a la depresión y en algunos casos a la muerte.
El psicólogo Arnaldo Rascovsky en una entrevista realizada por este medio, el año pasado, fue contundente y textual: “En estos procesos aumentan la tasa de suicidios y de homicidios, es más, el diario Clarín me pidió una columna y el párrafo donde yo mencioné el aumento de suicidios me lo borraron”.
Un gobierno que se empecina en quitar derechos y maltratar a las mayorías consigue estos resultados. El presidente Macri antepone dejar en claro en la sociedad que el gobierno anterior era corrupto, que el actual es un modelo de moral y que los integrantes de Cambiemos privilegian el diálogo con la comunidad, ante un plan económico de bienestar para las mayorías.
Se olvida el presidente que la gente está necesitada, que se le hace difícil vivir con míseros sueldos y terribles tarifas. La sociedad precisa de un gobierno solidario, humano, sensible y no de unos ceos que arman planes de negocios para sus empresas dejando a la buena de Dios a los habitantes de su país, incluso a aquellos que lo han votado.
Las elecciones se acercan. Convencer a los dirigentes amarillos que tengan un mínimo de sensibilidad es inútil, ellos vienen por todo y por todos. Son leales a las corporaciones que determinaron, en el año 2015, la reducción de la población mundial. El pueblo tiene la solución a mano. Sobre todo aquel que cree en Macri. Se tiene que dar cuenta que solo el integrante de la oligarquía puede votar por el hijo de Franco ya que representa sus intereses, el resto de la población quedó afuera de las prioridades presidenciales. Por eso tiene la obligación de votar a quien demuestre que puede frenar este plan asesino. La excusa «a mi no me va a pasar» no sirve, no tiene ninguna garantía que no le toque mañana.
Deje el resentimiento a un lado, olvídese de las frases tontas e incomprobables que sólo sirven para denostar a quienes ampliaron derechos. Sea generoso porque usted es jubilado, o tiene un pariente jubilado o un amigo discapacitado o familiares asalariados que sufren mucho y quizás mañana imiten al jubilado de Mar del Plata por el solo hecho de juntar plata para pagarle a las corporaciones. Ya no sirve la discusión partidaria, su vida está en juego.
El espacio amarillo no es el único responsable, también está la diputada por Punta del Este y el joven hombre de Tigre, todos aquellos que no quieren frenar un plan criminal. Ellos que, en nombre de la moral y las buenas costumbres, ayudan a la disolución nacional.