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Liderazgo y Opinión Pública: Claves para Potenciar la Educación

Por Matías Ezequiel Benítez (*)

En una sociedad donde la información se multiplica en tiempo real, la opinión pública sigue siendo un terreno fundamental que refleja y orienta nuestras decisiones colectivas. Los líderes de opinión moldean y a menudo reconfiguran lo que pensamos y discutimos. Pero ¿qué papel desempeñan estos líderes en el ámbito educativo y cómo contribuyen al desarrollo de nuevos liderazgos?.

La politóloga Elisabeth Noelle-Neumann, a través de su teoría de la espiral del silencio, ilustra cómo las personas tienden a conformarse a las ideas dominantes para evitar el aislamiento. En este contexto, los líderes de opinión actúan como puntos de referencia, orientando las discusiones y, en muchos casos, dirigiendo las reflexiones hacia temas de interés colectivo.

La influencia que ejercen es poderosa: mediante la selección de temas, la orientación del debate y la repetición de ideas, estos individuos tienen el potencial de dar forma a la realidad compartida. La educación no queda exenta de esta dinámica.

En el ámbito educativo, el liderazgo cumple un rol similar, aunque en menor escala y con un enfoque más orientado al desarrollo y crecimiento personal de los estudiantes. Aquí, docentes y figuras administrativas funcionan como líderes formadores que impulsan y modelan el pensamiento crítico, alentando a los estudiantes a formar sus propias opiniones y a cuestionar las ideas preconcebidas. A medida que el entorno escolar fomenta estos espacios de reflexión, contribuye a la creación de liderazgos tempranos en los estudiantes.

Los líderes en la educación tienen un doble rol: deben comunicar conocimientos, pero también valores y criterios que permitan a los alumnos analizar la realidad y posicionarse ante ella.

La teoría de habitus de Pierre Bourdieu, por ejemplo, señala que estos valores y normas que se internalizan en la educación influirán en los comportamientos y expectativas de los estudiantes en el futuro, contribuyendo a su rol como actores críticos en la sociedad.

Además, el contexto social actual exige que los líderes educativos tengan la capacidad de adaptarse a un entorno multicultural y tecnológico, donde las ideas fluyen libremente, y las imágenes y mensajes están al alcance de los jóvenes casi de inmediato.

Como plantea Inés Dussel, la escuela debe competir con los medios de comunicación, que también ejercen una fuerte influencia en la opinión pública. Por tanto, el liderazgo en el aula debe abrirse a estos desafíos, integrar las nuevas tecnologías y enseñar a los estudiantes a comprender y contextualizar la información que reciben.

El liderazgo, tanto en la opinión pública como en la educación, es clave en la formación de ciudadanos críticos y comprometidos. En las aulas, un docente que inspire a sus alumnos a cuestionar y debatir se convierte en un líder formador de conciencia social. Y fuera de ellas, los líderes de opinión son responsables de guiar discusiones honestas que contribuyan al bien común. En conjunto, ambos tipos de liderazgo representan los pilares de una sociedad informada y democrática.

 

¿Cómo se construyen las representaciones sociales en el aula?

Las representaciones sociales en el aula se construyen a través de un proceso de interacción constante entre los estudiantes, sus experiencias previas, y el contenido impartido por los docentes. Estas representaciones, conceptos desarrollados originalmente por el sociólogo Émile Durkheim y ampliados por Serge Moscovici, se refieren a ideas, creencias y actitudes compartidas por un grupo que moldean la forma en que interpretan la realidad y responden a ella.

En el contexto educativo, las representaciones sociales se forman cuando los estudiantes asimilan creencias y valores que provienen tanto del contenido curricular como de las interacciones con sus compañeros y docentes. Estas creencias suelen incluir opiniones sobre temas como la autoridad, el sistema político, las relaciones sociales y los valores éticos.

Por ejemplo, un alumno que escucha repetidamente que «la historia la escriben los ganadores» puede desarrollar una representación social sobre la historia como un relato manipulado, lo cual influirá en su percepción de los hechos históricos.

Las experiencias colectivas, como el debate en clase, el trabajo en grupo y las discusiones guiadas por el docente, permiten que los estudiantes compartan sus ideas, las contrasten con las de sus pares y construyan una visión compartida que los ayuda a dar sentido a conceptos complejos. Además, el lenguaje utilizado en el aula contribuye significativamente a la creación de estas representaciones; términos y expresiones repetidos o enfatizados por los docentes pueden moldear la percepción de los estudiantes sobre ciertos temas.

Estas representaciones sociales pueden ser limitantes o enriquecedoras. Por un lado, reflejan estereotipos y creencias rígidas que los estudiantes adoptan sin cuestionar, lo que dificulta el desarrollo de un pensamiento crítico. Por otro, cuando se introducen conscientemente en la enseñanza, pueden facilitar el aprendizaje al conectarse con experiencias cotidianas y realidades familiares para los estudiantes.

La Ola: Liderazgo de opinión y violencia simbólica

En la película alemana La Ola (Dennis Gansel, 2008), los conceptos de líder de opinión y violencia simbólica son centrales para comprender cómo se desarrolla la dinámica autoritaria dentro del grupo escolar. La historia ilustra cómo el poder de influencia y las formas sutiles de dominación pueden llevar a un grupo de jóvenes a adoptar comportamientos y creencias extremas.

El profesor Rainer Wenger, quien lidera el experimento sobre autocracia, se convierte en un claro líder de opinión para sus estudiantes. Desde el inicio, utiliza su rol de docente para cuestionar las creencias de los jóvenes, buscando demostrar que aún en una sociedad democrática existe la posibilidad de establecer una dictadura. Wenger no solo introduce ideas, sino que las estructura en una serie de prácticas (uniforme, saludo, lemas) que permiten que los estudiantes se sientan parte de una comunidad exclusiva y poderosa.

Como líder de opinión, Wenger manipula el contexto y el mensaje, introduciendo valores de disciplina, unidad y obediencia como ejes positivos. Su influencia sobre los estudiantes aumenta a medida que ellos perciben en él a un líder que les brinda dirección y propósito. El profesor canaliza las inseguridades y deseos de pertenencia de sus estudiantes, explotando su carisma y posición de autoridad para moldear la mentalidad del grupo.

A medida que La Ola crece, Wenger no solo se convierte en un modelo a seguir, sino en el símbolo de una identidad colectiva, haciendo que los estudiantes adopten su ideología casi sin cuestionarla.

A través de la violencia simbólica, el grupo La Ola también consolida su poder y exclusividad. Este tipo de violencia, según Pierre Bourdieu, se manifiesta como una imposición de normas y valores sin recurrir a la coerción física, sino a través de la internalización de prácticas y creencias por parte de los subordinados.

En la película, la violencia simbólica se observa en el rechazo y la discriminación hacia quienes no aceptan o cuestionan las normas del grupo. Los estudiantes que inicialmente se resistían a unirse terminan siendo marginados o intimidados, no mediante amenazas explícitas, sino mediante una presión social que genera temor al aislamiento.

Esta violencia simbólica se convierte en un mecanismo para reforzar la identidad de La Ola, estableciendo una división entre “ellos” y “nosotros”, lo cual impone sobre los individuos una forma de comportamiento aparentemente «natural» y necesario para la aceptación.

La combinación de un líder de opinión carismático y la violencia simbólica convierte a La Ola en una fuerza autoritaria que es difícil de frenar. La película demuestra cómo un grupo, guiado por una figura de autoridad, puede internalizar ideologías extremas, hasta el punto de justificar acciones que en otros contextos considerarían inadmisibles.

(*) Periodista y docente en escuelas secundarias de la Provincia de Buenos Aires

 

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