Por Gabriel Princip
El mes de marzo trajo dos noticias al mundo K que ya forman parte de la mitomanía anti peronista. Fueron dos revelaciones, que quienes seguimos la actualidad con un pensamiento objetivo y nacional, ya sabíamos.
La justicia avaló todo lo actuado por el INDEC en tiempos de Guillermo Moreno. La misma rechazó el pedido de un litigante que se basaba en la premisa instalada de cobrar más por sus bonos que estaban atados al coeficiente CER que fuera elaborado tomando como base los índices de precios al consumidor, el bonista consideraba que se había subestimado la inflación. En una palabra, Moreno siempre tuvo razón y siempre fue denostado. Esta noticia recorrió algunos medios pero no los dominantes.
Por otra parte, y algunos días más tarde, la Auditoria General de la Nación aprobó el balance 2015 de las cuentas públicas de la ex presidenta Cristina Fernández, de igual manera que había sucedido en el 2013 y 2014. O sea, el “se robaron todo” es otro caballito de batalla mentiroso del mundo gorila.
Si tenemos memoria debemos recordar que a Máximo se lo acusó que tenía cuentas en el exterior y resultó mentira, que Néstor fue asesinado por su hijo, que tenía una amante catamarqueña, que estafó con la 1050, que ponía bombas con sus amigos montoneros, que tenía hijos naturales, que compró tierras a precio vil y que se enriqueció con el estado. De Cristina se mintió en forma sistemática, desde su rol en Montoneros, desfalcos en el estado, hacerse pasar por abogada hasta ser la creadora de la grieta argentina.
Todo fue mentira. Néstor fue candidato a intendente con 30 propiedades en su patrimonio. Jamás perteneció a Montoneros, y menos puso bomba alguna. Su muerte fue por consecuencias naturales y no se aprovechó del Estado para enriquecerse. Cristina se probó que es abogada, que la grieta la causó históricamente la derecha y que no se llevó una moneda del estado.
En una palabra queridos odiadores, segmento de la clase media adherentes al club ignorancia for ever y expertos en la historia empírica de la nada por la nada misma, los han tomado por idiotas. Usaron sus sentimientos, tomaron lo peor de cada uno y los llevaron de las narices a votar a un empresario que fue el causante del mayor endeudamiento de la historia.
Moreno decía la verdad al igual que Cristina.
El presidente, para los medios, también dice la verdad cuando el Indec informa que el 0,35 por ciento de los ingresos argentinos son para pagar tarifas y servicios. Con ese porcentaje da un sueldo promedio de 67 mil y monedas, cosa que también es verdad. También es inocente de los papeles de Panamá y de Las Bahamas. Tampoco es culpable de las paritarias de los docentes, de la desocupación actual, de la pobreza, de la apertura de las importaciones, de la represión, del aumento de inseguridad, del aumento de un 100 por ciento en los sueldos de intendentes, de los sobresueldos en el gabinete de 500 mil pesos y más aún, es inocente del actual Indec que informa que en el peor momento del país se reduce la desocupación y la pobreza. Macri no miente cuando ve una Argentina libre, justa y soberana. Su liderazgo se prueba día a día conduciendo al país por el camino correcto, al decir de destacados oficialistas.
El camino donde se derrapa para maltratar jubilados, mujeres y niños. La ruta del empobrecimiento, donde se toma un atajo para comprar material bélico por 2 mil millones de dólares, para perdonar una deuda al padre por 6 mil millones de verdes por el Correo, para condonar deudas de las empresas de electricidad. Ese camino con baches donde fútbol deja de ser gratis donde combina con autopistas para cobrarles peajes a los holdauts por endeudarnos, sí, todo esto también es verdad.
Porque la única verdad es la realidad. Porque como dijo el general de Costa Pobre que nos prescinde, mejor que decir es endeudar y mejor que prometer es entregar.