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La reserva moral de la Nación

Por Luisa Lane

La derecha siempre constituyó, en nuestro país, la derecha moral de la Nación. Siempre descalificaron al peronismo con “el roban, pero hacen” y en estos tiempos con el “se robaron todo”, aunque todos sabemos que los saqueadores de este territorio se encuentran a la derecha de la pantalla, señora.

Mientras nos pasan en cadena detenciones sin causas, periodistas en el papel de vigilantes y la repetición del apellido López y el concepto bolso para expresar el robo peronista, la derecha se aburre de llevársela toda.

El gobierno K pagó el 93 por ciento de la deuda que no pidió. Macri solicitó 145 mil millones de deuda de los cuales se quedó con el 2 por ciento. Mientras, Boudou va a juicio por tráfico de influencias, nuestro presidente evitó pagar el Correo que ya es de su familia en 148 pagos. Al tiempo que López arrojó 8 millones verdes en los bolsos al convento, Calcaterra se quedó con 45 millones para un soterramiento que no empezó  y que proveyó su primo por decreto.

Mientras Comodoro Py discute y enjuicia a Cristina por un presunto lavado producto de saber si alquiló o no un par de piezas de su hotel, Avianca, empresa presidencial, se quedó con las mejores rutas que cedió Aerolíneas Argentinas.

Al tiempo que Julio de Vido se encuentra encarcelado sin juicio, Aranguren goza de libertad por realizar lo mismo de que se lo acusa a De Vido. La compra de gas. Para colmo de males, se realiza a un país que no tiene, Chile,  a un precio óptimo pero para los trasandinos.

A Florencia se la acusa de recibir una herencia sin trabajar. Sin embargo los hijos del presidente poseen acciones de todas las empresas de la familia y a ninguno se lo observó trabajar alguna vez y encima son monotributistas a pesar de ser millonarios. Los números, Macri, no cierran.

La diputada por Punta del Este faltó el 90 por ciento de las sesiones en el 2015, 70 en el 2016 y en este año no iba por la campaña, pero los vagos son los que cobran planes.

Y así podemos mencionar dos o tres casos diarios del rubro policial y corrupto que acapara la pantalla de la caja boba y distrae al pueblo. No observa que mientras por TV destilan agua bendita, los soldados del espacio amarillo imitan a Atila, no crece más el pasto donde ellos pisan.

La pobreza está haciendo estragos en la población. El militante de clase media que festeja el triunfo del ingeniero ya no planea más las vacaciones. Hoy es un desocupado que vende empanadas en los andenes de tren o su esposa rubia y esbelta toma una escoba para barrer en la calle Florida.

Se inventó una crisis para acusar a los K y saquear el país. Arturo Jauretche dijo alguna vez: “Los argentinos apenas si tendremos para pagarnos la comida de todos los días. Y cuando las industrias se liquiden y comience la desocupación, entonces habrá muchos que no tendrán ni para pagarse esa comida. Será el momento de la crisis deliberada y conscientemente provocada. No habrá entonces más remedio que contraer nuevas deudas e hipotecar definitivamente nuestro porvenir. Llegará entonces el momento de afrontar las dificultades mediante la enajenación de nuestros propios bienes, como los ferrocarriles, la flota mercante o las usinas”.

Hoy la derecha argentina se está cargando al país. En la tele se transmite la supuesta corrupción de aquellos que hicieron crecer el país y entre bambalinas se sigue hipotecando nuestro territorio a  una velocidad nunca vista. Más tarde que temprano, la economía explotará y ahí se encontrará el soldado de la clase media llorando y acusando a Cristina, mientras los culpables volarán al primer mundo con la satisfacción de haber cumplido con su objetivo, doblegar y entregar al país.

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