
Que la historia no es lineal y se repite no es novedad. Nada que pase en estos momentos es original. Ya pasó. Quizás la única diferencia entre el pasado y el presente son los protagonistas, la vestimenta y la tecnología. El resto es igual. Hoy gobierna Milei, o sea un autoritario, totalitario como en la década del 30 y en el proceso militar.
Néstor pagó la deuda. Los primeros años del siglo 21 recordaban al primer gobierno de Perón. Se festejó en estas tierras y se tomó nota en el norte. Argentina sería y fue castigada. Los nombres Macri, Fernández y Milei o no le parecen un castigo. Pero todo es cíclico. El 4 de febrero de 1945 se reunían en Yalta, Crimea, cerquita del Mar Negro, los nuevos amos del mundo. Roosevelt, Churchill y Stalin. Argentina fue parte del temario.
Stalin declaró que la Argentina debería ser castigada. El norteamericano agregó que el pueblo argentino era bueno, pero que de momento había hombres equivocados en el poder. Después de un brindis de Churchill por las masas proletarias del mundo, hubo una gran discusión sobre el derecho a gobernarse a si mismos.
Cuenta Stanius, en el libro Mitos de Felipe Pigna, que Stalin preguntó a Roosevelt sobre la situación argentina. El yanqui contestó que “estábamos en tratos sobre la celebración de una conferencia de Naciones Unidas y asociadas que habían ayudado en el esfuerzo de la guerra. La Argentina, claro, no era una nación aliada. El secretario Hull había lanzado sus invectivas más duras contra nuestro país por haber persistido en prestar ayuda abierta y notoria al eje. Gran Bretaña, sin embargo, por depender de los suministros de carne que recibía de Argentina y tener grandes inversiones hechas en el país, no deseaba unirse a un castigo general. Stalin dijo al presidente que no sentía ningún afecto por Argentina y que existía una contradicción en la lógica que regía el sistema de admitir naciones».
La historia siguió su curso. El 5 de julio del mismo año el embajador yanqui se reunió con Perón. Braden pidió la transferencia de la propiedad de empresas alemana y japonesas, sitas en nuestro país, a firmas estadounidenses y la apertura de los cielos a empresas de aviones. Si Perón cumplía con este requisito, Braden prometió que hablaría con la Casa Blanca para revertir la política exterior hacia la Argentina y convertir a Perón en el hombre más popular de nuestro país en el exterior. Perón contestó: “ a ese precio prefiero ser el más oscuro y desconocido de los argentinos, porque no quiero llegar a ser popular en ninguna parte por haber sido un hijo de puta en mi país”.
La historia es cíclica. Milei es conocido mundialmente. A favor por entregar los recursos naturales al sionismo y ahora por una criptoestafa. Pero ahí el imperio no tuvo que ver. Un presidente muy conocido y una población triste y empobrecida. ¿Todo se repite, no le parece?