Por Napoleón Solo
El primer día de abril, la plaza de Mayo se completó con la marcha por la democracia. Banderas argentinas al grito de “Se puede, se puede” apoyaron al gobierno de derecha que ganó las últimas elecciones.
Según medios oficialistas, la concurrencia llegó a 25 mil personas y 100 mil en todo el país. Miles de testimonios mostraban su felicidad en una marcha en paz, sin gritos ni mala onda, sólo para apoyar la democracia.
Otros, reconocían el mal momento, pero la democracia ante todo. Unos pocos marchantes hablaban de su pobreza actual pero estaban apoyando la democracia.
Y así un sinnúmero de ingenuos, confundidos, ignorantes o socios de un gobierno que se ha convertido en una plutocracia ejercida por una CEOcracia, funcional a la oligarquía y serviles al imperio.
Por empezar, es una falacia la auto convocatoria. El gobierno organizó la marcha y ordenó a sus dirigentes el traslado de la gente desde el Conurbano. Prueba de ello es la orden del Secretario de Asuntos Municipales Alex Campbell hacia los dirigentes. El audio fue difundido por el programa radial Comunas AM. En algunos distritos se cambió bolsa de comida por presencia y para culminar la organización, fue exactamente igual a la del 8N.
La segunda mentira es creer que la concurrencia de esa plaza es gente pacífica. Nadie en nombre de la paz quiere un país que gasta 2 mil millones de dólares en armas. En nombre de la paz, no se discrimina, tampoco en nombre de la paz se avala un gobierno que reprime y castiga a las mayorías.
Otra falacia es creer que la muchedumbre presente llenó La Plaza en nombre de la democracia. Lo hizo por su carácter antiperonista y fascista. Muchos de los presentes nunca cuestionaron el gobierno militar y están de acuerdo con el negacionismo gubernamental del 24 de marzo y con esa maestrita de La Boca. Menos aún están en contra de la corrupción ya que apoyaron a un presidente involucrado en el lavado de dinero.
En síntesis, no estuvieron presentes por la democracia, ni por la paz, ni en contra de la corrupción, entonces la pregunta es, ¿Por qué fueron? ¿Cuál es la verdadera razón que los impulsa a una aventura placera?
La respuesta es elemental, básica y siniestra: Este es el único gobierno que garantiza que los pobres se queden en su lugar, que los negros sean esclavos, que las clase altas se muestren como en las viejas épocas de teléfono blanco y grandes escaleras, que la justicia sea funcional a la oligarquía, que los medios actúen como grupo de tareas de las corporaciones y que lo que sobreviva de la clase media pueda gastar menos dinero en servidumbre. Porque hay que entender, este gobierno tiene como política de estado la discriminación y la descalificación, los presentes en esa plaza avalan estas políticas que les infunden plena felicidad.