Opinión

La épica favorece a Trump.

 

 

Por Margarita Pécora   –

Tras el intento de magnicidio contra Donald Trump el pasado sábado, en el acto de campaña en Pensilvania, la sociedad estadounidense ha quedado muy conmocionada, intranquila y hasta con temor de que un hecho tan grave como el ocurrido, se pueda llegar a repetir, y que de consumarse, produzca un estallido social con repercusión incluso a escala global.
Sin embargo, lejos de amilanarse, Donald Trump decidió continuar con su agenda política rumbo a la Convención Republicana que sesiona en  Wisconsin, solo que esta vez 40 agencias de Seguridad responderán por las vidas del magnate republicano y de todos los participantes.
Quienes observaron a distancia lo sucedido en Pensilvania, han salpicado las redes sociales con todo tipo de comentarios, desde afligidos, asombrados, hasta sarcásticos exclamando ¡Se salvó de milagro!, ¡zafó por un pelo!, ¡lo rozaron nada más!, o quien, por el contrario, desconfió de la veracidad del hecho y deslizó que Trump ‘usó un microexplosivo’ para simular un atentado.
Lo cierto es que la épica que mostró el magnate republicano, levantando el puño mientras sangraba por una oreja, es una imagen icónica que quedará para la historia de cómo un intento de asesinato, lejos de opacar la imagen de un candidato blanco de ataque mortal de un presunto opositor, por el contrario, le resulta funcional a su posicionamiento como posible presidente de los Estados Unidos.
Entendidos en el tema, reparan en el histrionismo que caracteriza a Trump como individuo  exageradamente dramático y emocional, que lo llevó a reaccionar sin importarle cuanta sangre perdía, para mantener la arenga «A pelear «, con el puño cerrado en alto, lo que levantó una ola entre sus efusivos seguidores. Ahora las encuestas lo favorecen, incrementando la percepción social de que ganará las presidenciales en noviembre próximo.
Porque a estas alturas, si bien fue un milagro que no asesinaran a Trump, también solo un milagro podría salvar a Joe Biden de perder su apuesta electoral por un nuevo mandato, debido a la inmensa presión que recibe de su entorno, donde ya 11 congresistas le piden que de un paso al costado, sobre todo después de su desastroso debate del mes pasado contra Donald Trump, que luego se repitió en otras apariciones publicas revelando los problemas cognitivos y de incapacidad mental que ya afectan al presidente que justo en noviembre cumple 81 años de edad.
A pesar de ello, y de las encuestas que colocan al republicano por encima del demócrata, Biden sigue diciendo que es el más calificado para ser presidente, que derrotó una vez a Trump y que lo hará otra vez.
El tiroteo contra el expresidente Trump, ha demostrado que el país del Norte, es un polvorín que puede estallar por la inseguridad que rodea,  no solo a los políticos enfrascados en la pulseada electoral, sino hasta la sociedad misma. De hecho los violentos incidentes que demoraron el comienzo del partido entre Argentina y Colombia, en la final de la Copa América -que ganó la Argentina-, demostraron  las serias dificultades de la seguridad  estadounidense para controlar a los fanáticos que intentaron entrar por la fuerza.
Todo lleva a pensar que los habitantes de la potencia occidental,  ya no se pueden seguir jactando de vivir en el país más seguro del mundo, porque no lo es, y nunca lo fue. Este ha sido uno de los relatos reiterados que han querido imponer como una verdad. Según el índice de paz global de 2024, el país del Norte ocupa en el ranking el puesto número 131.
Aunque Estados Unidos destaca por la calidad de sus fuerzas de seguridad, muchos de sus distritos registran altos índices delictivos. El caso de Memphis, en Tennessee, es estremecedor, ya que se ubicó este año en el puesto número 10 entre las urbes más peligrosas de todo el planeta.
En la historia de Estados Unidos, cuatro presidentes han sido asesinados mientras estaban en el cargo:Abraham Lincoln, el 14 de abril de 1865 James A. Garfield, el 2 de julio de 1881, William McKinley el 6 de septiembre de 1901 y John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963.
Además ha habido varios intentos de asesinato contra otros presidentes y candidatos presidenciales, incluyendo dos  contra Donald Trump, uno en junio de 2016 durante un mitin en Las Vegas, y el hecho reciente del pasado sábado en Pensilvania.
Desde luego que nadie puede sentirse seguro en el país del Norte, mucho menos Trump, que enfrenta más de 90 cargos en diferentes casos, tanto criminales como civiles, sin embargo, según analistas, el republicano está sumando cada vez más seguidores, con tanta o más pasión que antes, y sin importarles todos los cargos judiciales que pesan en su contra.

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