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La dictadura de la información

Por Matías Russo

“La única verdad es la realidad”, dijo Aristóteles en su momento para alejarse del idealismo planteado por Platón, su maestro. Esta frase recorrió siglos hasta ser apropiada por Juan Domingo Perón. Quedó tan marcada en el imaginario popular, que uno al escuchar esta frase piensa antes en el General, que en el propio filósofo.

Desde mi humilde posición de comunicador los invito a incursionar en nuevas miradas acerca de que “la única verdad es la realidad”. Ni Aristóteles, ni Platón, fueron partícipes ni protagonistas del advenimiento de las nuevas tecnologías en el final del siglo XX, y el comienzo de esta nueva era del Big Data. En cambio, nosotros sí. Vos, yo, hasta Jaime Durán Barba, pieza clave de la creación política de Mauricio Macri. Los títulos intercontinentales de Bianchi en Boca, los goles de Juan Román Riquelme, la tragedia de Cromañón, la muerte de Nisman, fueron los puntos nodales que hicieron que un empresario hijo de Franco se convirtiera en el presidente de todos los argentinos.

Durán Barba, el gurú del Pro, autor de frases como “Hitler era un tipo espectacular”, el mismo que cuestionó el hecho de que en Argentina la gente se muera de hambre preguntándose si hay realmente“¿Algún muerto?” por el hambre. Este personaje resulta una pieza fundamental para replantearnos si la única verdad es la realidad.

La eficacia de los dispositivos de comunicación y propaganda de Mauricio Macri han instalado en la última semana la reducción de la pobreza y que la pérdida de derechos, como la salud pública no es tan así, y que incluso la Cobertura Universal de Salud va a incluir a 15 millones de argentinos, justo la misma semana en la que el Gobierno paralizó la construcción de 7 hospitales de alta complejidad iniciados durante la gestión de Cristina Fernández.

Ante estos hechos, amerita preguntarse si ¿La única verdad es la realidad? Recorriendo la calle uno ve la gente que desenvuelve bolsas de basura buscando sobras de comida, ve caballos que tiran de carros cargados de cartones, que son la clara muestra de esa falaz “reducción de la pobreza”, pero también ve como disfraza su gestión Cambiemos en base a cemento y pintura amarilla. La maldita obra pública. ¿Cuál es la verdad en esta realidad?

Martin Hilbert, alemán residente en Estados Unidos, es asesor tecnológico de la Biblioteca del Congreso norteamericano y da clases en la Universidad de California. Se especializa en analizar los datos que se generan con las nuevas tecnologías y cómo se utiliza esa información para entender, predecir y guiar procesos sociales como influenciar en el consumo o direccionar una elección presidencial.

Hilbert asegura que con los “me gusta” que uno marca en Facebook, los datos de Google, Netflix, y demás empresas tecnológicas a las que uno recurre diariamente, se puede determinar la personalidad del individuo gracias a un algoritmo de inteligencia artificial. Orientación sexual, origen étnico, opinión política, religión, grado de inteligencia, consumos de drogas y constitución familiar.Básicamente, con la información que uno deja en redes, quienes manejan esos datos te pueden conocer más que tú pareja, tu mejor amigo o tus propios padres.

Con las “huellas” digitales que uno deja producto de estar en promedio 5 horas a diario frente a una pantalla, desde la computadora, hasta el celular, se puede ver en tiempo real el movimiento de la sociedad, sus vicios, sus necesidades, sus emociones, y obviamente predecir su comportamiento.

Es por ello que no debería sorprendernos que Mauricio Macri siga sosteniendo los eslóganes de campaña de 2015, copiados de la campaña con la que Barack Obama ganó en 2008. El “sí, se puede”, y el “cambio” ya tienen casi una década operando en la propaganda mundial. En 2012, Obama destinó en la campañamil millones de dólares en crear un equipo de ingenieros provenientes de Google y Facebook entre otras empresas, para crear una base de datos con 16 millones de votantes indecisos. Hilbert considera que de esta manera cambiaron la mente del 80% de las personas. También, en redes sociales estuvo el fuerte de Donald Trump e incluso actualmente Cambiemos se mueve de esta manera, con el control y la persecución que generan en redes determinan las necesidades y los objetivos sección por sección y también los temores del electorado. Imagina cómo pueden jugar con tus miedos teniendo toda tu información a disposición.

Hilbert considera al manejo de la información que puede hacer un gobierno como una forma de “lavar cerebros”. Uno podría considerar como acertada esta afirmación si hoy al visitar los portales informativos emblemáticos de Argentina se percibe que las notas más leídas tienen que ver con el futuro de la Selección de fútbol, mientras que va quedando en el tiempo, y en el olvido, el paradero de Santiago Maldonado.

Hace días, en el marco de la detención del Pata Medina, me crucé con una figura importante del oficialismo en la provincia de Buenos Aires. Medio en broma, medio en serio, le dije: “qué circo que armaron con el Pata eh”, a lo que me respondió “y…si a la gente le gusta el circo…”

Una ametralladora te puede ayudar a independizar tu país o puede ser usada para que asesinen a tus seres queridos. Con el manejo de las nuevas tecnologías, las redes y la información pasa algo similar. Uno de nuestros problemas como fuerza popular opositora a la gestión de Cambiemos es que dejamos de lado jugar ese partido y luchar esa guerra, y nos terminamos entregando a esta dictadura de la información que en la Argentina de hoy la maneja un gobierno con el cual se está poniendo el juego el futuro de nuestra democracia.

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