Por Matías Russo.
En las redes sociales comenzó a circular un video de una discusión callejera en la que un grupo de personas increpan a una mujer que, al parecer, estaba abandonando a su perro. Un hombre vio como la mascota corría el auto de su presunta dueña y decidió cruzarle la camioneta en plena calle para evitar que logre escapar. Finalmente, la mujer subió a la mascota al auto luego de que el principal personaje del video la insultara y después de una serie de amenazas en la que el hombre le advierte que la va a “seguir hasta la casa”. El tono es realmente violento.
El hecho tomó notoriedad gracias a los medios de comunicación y se reprodujo el mensaje de que la acción de la mujer generó el repudio de la gente. Y el hombre prepotente, que no paró de insultar y amenazar quedó como un héroe. El tema en cuestión termina siendo la justicia por mano propia y la subjetividad a la hora de la condena. ¿Cómo se puede avalar que un tipo cualquiera, le cruce el auto a una mujer , la obligue a llevarse a un perro, que qué importa si es suyo o no, si lo está abandonando claramente en su casa no va a recibir mucho afecto esa mascota, y encima se amenace a la persona en cuestión?
Y si hablamos de justicia por mano propia o de ejercer la subjetividad para la condena, finalmente se conoció la noticia de la muerte de Emanuel Balbo, el hincha de Belgrano que fue arrojado al vacío en el clásico con Talleres de este fin de semana. Según trascendió, había una disputa de hace tiempo entre la víctima fatal y un integrante de la barra, apodado Sapito, quien para generar consenso dentro de la tribuna para darle la paliza a Balbo y luego arrojarlo, denunció en medio de la multitud que era un hincha de Talleres infiltrado. ¿Se justifica que personas ajenas a la discusión se metan a pegarle a un tipo con la violencia que derivó en su muerte, solo por el hecho de que supuestamente es hincha de tu clásico rival?
Sin dudas la sociedad tiene infinidad de ejemplos en distintos estratos sociales acerca, no sólo de la postura de ejercer la justicia por mano propia, sino de inclinar la balanza a su favor para poder condenar a un tercero. También podemos percibirlo en las altas esferas de la política, donde la doble vara tiene uno de sus máximos exponentes en Jujuy con el Gobernador Gerardo Morales quien este fin de semana salió a repudiar las detenciones ilegales, luego de que un grupo de policías hayan ingresado de manera ilegal a la Universidad y se hayan llevado detenido al Presidente del Centro de Estudiantes y a otro compañero. Morales dijo que “es una vergüenza que pase en mi gobierno”. Y si, tiene razón. Es una vergüenza, pero Morales no tiene autoridad moral para referirse en esos términos cuando el avala la detención de Milagro Sala, presa hace más de un año sin condena de prisión efectiva.
La justicia por mano propia, la subjetividad a la hora de la condena nos llevó a hablar de la doble vara para medir situaciones similares, y esta nos deja en el análisis del rol del Estado a la hora de invertir en determinadas áreas. Mientras nos acercamos al quinto mes del año, y recién para esta tarde se espera una propuesta “superadora” para los docentes, en medio del debate sobre si piquete si/piquete no, y dónde todos nos creemos con la autoridad moral de decir cuál reclamo es legítimo y cuál no, la Ciudad gastará $127 millones en adquisición de “equipamiento anti disturbio”. Entre las armas se destaca la «less lethal weapon», que ya despierta polémica en las organizaciones gremiales y de Derechos Humanos.
Amnistía Internacional hace un año elaboró el documento: «Impacto sobre los DD.HH de las armas menos letales y otros materiales para hacer cumplir la ley» y allí afirma que «las municiones de plástico, goma, pintura y los agentes químicos irritantes, como pulverizadores de pimienta y gas lacrimógeno, pueden causar lesiones graves e incluso la muerte».
Porque si no te convencen con los medios de comunicación que tu reclamo no vale nada, y tenés que quedarte de brazos cruzados en tu casa, si por alguna razón atinas a protestar, las armas, los fierros, los palos, te van a convencer.
