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Indigno

 

Por Luisa Lane

Indigno es un adjetivo calificativo de uso frecuente en los medios, en la calle y en la charla de café. Sinónimos son vil, malo, despreciable, ruin, abyecto, rastrero, infame, vergonzoso, deshonroso. Antónimos son digno, leal, justo, merecedor.

Es indigno saber que la ministra de seguridad nacional ha realizado una gestión de dos años en la que los índices de inseguridad han aumentado al igual que la tasa de suicidios. Es indigno que la montonera funcionaria ordene a sus uniformados preferidos  que castiguen a la señora de San Isidro que amamantaba a su hijo  en una plaza, que detengan a una pareja de lesbianas por besarse  y que proteja, por ahora,  a los asesinos de Santiago Maldonado.

Es vil que sus protegidos gendarmes iban a ser entregados a la opinión pública después de haber hecho un gran favor al gobierno como es saber el DNI del cubano, venezolano, iraní sobrino de Walt Disney que ejecutó a Nisman antes que llegara Lagomarsino. Favor con entrega, se paga.

Es rastrero escuchar a la diputada por Punta del Este exclamar que un 20 por ciento de Maldonado se encontraba en Chile, el mismo día que se enteraba de la muerte del tatuador.

Es despreciable observar por televisión cómo esta diputada se ríe de la suerte de Santiago al mismo tiempo que habla de la transparencia y honor de un gobierno cuyo jefe fue su enemigo en los últimos 12 años.

Es vergonzoso observar como algunos militantes del “fascismo unido nunca será vencido”, proclaman su voto al hijo de Franco sabiendo que avalan  a sus verdugos.

Es abyecto ver a la dirigencia alfonsinista y a parte del justicialismo hacerle el aguante a quien busca su destrucción paulatina, cotidiana e irreversible.

Es deshonroso ver al trabajador que ya no llega a fin de mes proclamar su resentimiento ante los K, buscar con su voto que salgan de la escena política y clamar por el que le quitará derechos, seguirá ajustando su forma de vida y lo seguirá engañando trasladando la culpa de la miseria actual a Cristina, Perón, los vagos, los choriplaneros  y al matrimonio formado por Rin tin tin y Lassie.

Usted dirá “todo el país es indigno, no hay gente digna y somos mayoría”. Existen leales a una clase, a una idea, a una convicción, a una Patria.

Pero la pregunta es ¿Dónde se encuentran los justos, los merecedores, los dignos? Fácil, no lo van a hallar en los medios dominantes, tampoco en la derecha menos aún en Comodoro Py y en los uniformados que actúan como grupo de choque de la oligarquía.

Digno es el político que ya con todo para perder sigue militando por su historia, su pueblo. Digno es el maestro rural. Leal es el periodista que no pierde su estado vocacional en lugar de formar parte del grupo de tareas de las corporaciones. Justo es el sacerdote que opta por los pobres, el policía que no acepta una coima, el juez que no pacta con los servicios de inteligencia, el futbolista que no besa todas las camisetas, el militante gremial y político que entiende una causa por la convicción y no por la renta. Digno es el argentino que se le planta al poder y  no entra en la trampa de la derecha, que es el orden a través del miedo.

Por ahora los dignos, los justos y los leales esperamos el turno. Somos la Patria que está a punto de sublevarse. Por ahora el poder le hace el aguante a los indignos, despreciables y viles. Esos rastreros que no se hacen cargo de la suerte de Santiago Maldonado, esos infames que demoran la peor de las noticias por el sólo hecho de seguir mintiendo a la sociedad y esta engañada los avale con un voto y esos abyectos que  transfieren bienes de las clases medias y bajas a la oligarquía para la entrega total de la Nación.

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