Idiotez ilustrada
Por Simón Radowistky.
En la antigua Atenas, el vocablo idiota estaba reservado a aquellos individuos que despreciaban los asuntos públicos y solo se preocupaban por su goce privado. En el recorrido de la historia lo que alguna vez fue objeto de crítica, hoy es una actitud celebrada.
La definición actual de cínico, entendido como alguien que miente a sabiendas o defiende lo indefendible con plena conciencia de estar haciéndolo, dista mucho del origen de la actitud cínica que tuvo Diógenes a su máximo exponente, allá por la época de apogeo del imperio de Alejandro Magno.
Diógenes, apodado el perro, utilizaba la burla, la ironía y la insolencia como un desafío a la cultura imperante y al poderoso. Hoy, en cambio, es esa cultura imperante y ese poder el que se burla, ironiza y se muestra insolente frente al que nada tiene o frente al que está en una posición de debilidad.
El futuro ex presidente comparte los dos conceptos explicados, pero con su significado actual, o sea, es un idiota, un cínico y el listado de adjetivos sería infinito sin todos opináramos. Es idiota también en el concepto antiguo, nada le importa, nada le interesa, salvo su ego. Es cínico porque se jacta de haber realizado el mayor ajuste de la historia y en el conceto antiguo de la palabra jamás se hubiera atrevido a cuestionar al poder. Habla de casta, la descalifica, pero se arrodilla ante los hombres de bien, así denomina al poder.
La casta arrasada por su mano ejecutora es esa que integran jubilados, trabajadores y niños. Como el cinismo pasó de ser un acto de rebeldía a una prepotencia señorial lo explica Dante Palma en su obra “El gobierno de los cínicos”: quienes son los cínicos de hoy?, los poderosos.
¿Como se expresa ello?, de muchas maneras, pero basta ver cómo la ironía dejó se ser un desafió al poder para ser el síntoma de la prepotencia de quien ya no le alcanza para tenerlo todo, sino que ha decidido mostrarlo y humillar al que nada tiene”. De esto se vanagloria el padre de Conan.
El camino de esta transformación ya posee, antecedentes en la antigüedad, pero lo cierto es que desde la modernidad hasta la actualidad notamos que una de las características de las sociedades en las que vivimos es estar atravesadas por el cinismo de los poderosos, aquellos que saben el lugar que ocupan, que reconocen para sí defender mentiras o acciones inmorales y, sin embargo, lo siguen haciendo con absoluto desparpajo. Cínicos son los grandes empresarios, los dueños de medios hegemónicos, los economistas mediáticos al servicio de profecías autocumplidas, buena parte de la clase política y un poder judicial que parece, cada vez más, un sistema de castas heredero de Dios por vía paterna.
Milei utiliza la motosierra, la licuadora y su locura para demostrarnos que es un idiota antiguo,
actual, pero por sobre todas las cosas es un cínico. No le parece?