Humildes, presos, trans y migrantes acompañarán el féretro de Francisco
En las escalinatas de Santa María la Mayor, durante el funeral

Unos 40 invitados portarán una rosa blanca en la basílica ubicada en Roma. El Vaticano expresó que «los pobres tienen un lugar especial en el corazón de Dios».
«Adiós, pero sobre todo gracias»
«Los pobres tienen un lugar especial en el corazón de Dios. Así también en el corazón y en el Magisterio del Santo Padre, que había elegido el nombre de Francisco para no olvidarlos nunca», indicó el Vaticano. El Papa hizo expreso su deseo de que sus restos mortales recibieran sepultura en dicha basílica, fuera del Vaticano, por su «gran devoción» y que éstos fueran depositados en un sepulcro en la tierra sin decoración y con la única inscripción de «Franciscus».
Cada una de las personas invitadas tendrá una rosa blanca en su mano. Serán unas 40, todas ellas dispuestas en la mañana del próximo sábado en las escaleras de Santa Maria Maggiore. Los pobres, los sin techo, los presos, los migrantes y las personas trans dirán «adiós, pero sobre todo gracias a un Papa que para muchos de ellos fue como un padre», informó el Vaticano.
El obispo Benoni Ambarus, encargado de asuntos caritativos en Roma, estuvo el 26 de diciembre al lado de Francisco en uno de los gestos más simbólicos de su papado: la apertura de la Puerta Santa en la cárcel de Rebibbia. Ambarus se emociona al pensar en ese día, sobre todo en estos días en que todavía cuesta procesar la muerte del Papa: «Me parece una decisión conmovedora, porque el Santo Padre Francisco es acogido por la Madre que tanto amó y por sus amados hijos, que lo acompañarán en estos últimos pasos».
La idea nació tras un contacto entre el propio Ambarus y el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, el monseñor Diego Ravelli, para «tratar de valorizar la presencia de los pobres en los funerales o de alguna manera». Luego se eligió una representación de las distintas categorías de personas frágiles incluyendo personas sin hogar, migrantes, presos, ex presos o familias pobres.
«También estaba presente una pequeña representación de transexuales que conozco, que seguimos, en una pequeña comunidad de monjas», explicó Ambarus. «Tienen historias muy bonitas. Una en particular, cuando nos conocimos incluso antes de Navidad, acababa de firmar su primer contrato de trabajo con la ayuda de la Cáritas Diocesana de Roma. Estaba emocionadísima», agregó el clérigo.
Entre los presos que acompañarán el féretro de Francisco se encuentran, por ejemplo, los de Rebibbia, pero también hay inmigrantes o personas sin hogar. «Seguramente casi todos han tenido la oportunidad de conocerlo al menos una vez», comentó ‘Don Ben’. Y, siempre con el recuerdo de Rebibbia, explica que queda toda la grandeza de aquella elección del Papa de hacer de una penitenciaría una «catedral» por un día.
El último regalo del Papa
Este jueves se supo que Francisco dejó como último regalo antes de su muerte una estatua de la Virgen de Luján, patrona de Argentina, a la rectora de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, Elena Beccalli, una institución vinculada al Hospital Gemelli de Roma, donde estuvo ingresado durante 38 días. Beccalli recibió este obsequio por sorpresa cuando fue a rendir tributo al Papa en la residencia de Santa Marta del Vaticano, donde Francisco vivía y murió este lunes.
Francisco, como argentino, tenía un fuerte apego y devoción a esta virgen venerada en la Basílica de Luján, situada a 70 kilómetros de Buenos Aires. El vínculo estrecho del Papa con este símbolo mariano era ya ampliamente conocido, y se evidenció en momentos como 2020, en plena pandemia de coronavirus, cuando trasladó un mensaje al arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Scheining. «Diremos nuestras preocupaciones y alegrías a la virgen», dijo el Papa en aquel mensaje.
El regalo de la estatua es un recuerdo del encuentro que Francisco tuvo el 16 de abril, pocos días antes de su muerte este lunes, con personal médico del Hospital Gemelli de Roma que lo atendió en su reciente ingreso, así como con miembros de la Universidad Católica y la Dirección de Higiene y Salud del Vaticano. En esta reunión estuvo también presente Elena Beccalli, la primera mujer rectora de la Universidad Católica. FUENTE. PÁGINA 12