Gremios

Homenaje: La CGT a 40 años del paro y movilización por Paz, Pan y Trabajo

Por Laura Benítez.

Con un curso de formación política-sindical, la CGT nacional realizó un homenaje al paro y movilización que, el 30 de marzo de 1982, gestó la CGT Brasil con Saúl Ubaldini a la cabeza, contra la última dictadura cívico-militar.

De manera presencial y virtual, la CGT realizó un nuevo curso de formación política para conmemorar los 40 años de la marcha que gritaba “Paz, Pan y Trabajo” sobre las calles de Buenos Aires y en diversos puntos del país, ante la más sangrienta dictadura cívico-militar.

El salón Felipe Vallese fue el escenario elegido para que Claudia Lazzaro; Walter Correa, Carlos López y Héctor Amichetti iniciaran el curso: “el movimiento obrero: pasado y presente”.

Iba a ser de la partida uno de los secretarios generales de la Central, Pablo Moyano que, mediante un audio, se disculpó por no poder asistir, debido a una reunión impostergable, al tiempo que ponderó la figura de Saúl Ubaldini como dirigente sindical y celebró la realización del curso “como un elemento más para las compañeras y compañeros”. “Cuando tengamos que estar en la calle, vamos a estarlo, como estuvimos contra el gobierno macrista. No es casualidad que los compañeros que están en la mesa y están escuchando este audio, son los que siempre hemos coincidido en la calle contra la derecha macrista. Por eso, tenemos que hacer todo lo posible para que la derecha no vuelva nunca más a gobernar nuestro país”, dijo Moyano en su mensaje.

“Es un orgullo para nosotros que esta casa vuelva a abrir las puertas a todos nosotros y nosotras. También, agradezco volver a la formación política y que se habilite el debate de qué modelo de país queremos”, sostuvo por su parte Claudia Lazzaro -Curtidores-. Asimismo, valoró “el coraje” de los dirigentes que gestaron el paro y la movilización del 30 de marzo de 1982 “para enfrentar a la dictadura que se llevó la vida de más de 30 mil compañeros y compañeras”, al tiempo que recuperó la figura de diversas trabajadoras en aquella jornada.

Luego, Walter Correa, titular de la FATICA, realizó un repaso sobre la militancia y la resistencia contra una dictadura que impuso el terror y gestó la guerra de Malvinas. “No fueron los hijos de los Almirantes los que fueron a la guerra, fueron los hijos de las y los trabajadores”, apuntó.

“Siempre voy a reivindicar a Saúl. Tenía la voluntad de traccionar con las regionales de la CGT. Como decía Ongaro: ´De abajo para arriba y de la periferia para el centro´. Así traccionaba Saúl, con la voluntad de las regionales y la posición colectiva”, sostuvo Correa sobre la gesta del 30 de marzo de 1982.

Además, el representante de las y los curtidores subrayó la importancia de que “la política se ordene y priorice la pelea con el FMI, de la que nos sacó Néstor Kirchner”. En sintonía consideró imperativo el recambio generacional “para que la deuda no la pague el pueblo”. “La capacitación debe ser una herramienta de lucha de nuestras compañeras y compañeros”, sostuvo.

Luego, Carlos López, que ofició de moderador, presentó al titular de la FGB, Héctor Amichetti, que fue el encargado de desarrollar el curso.   En ese sentido, el dirigente gráfico celebró el ciclo de formación y el impulso que le dan dirigentes como Carlos Minucci y Correa. “Entendemos que la tarea de formación es un ida y vuelta, en la militancia, en las calles, en las fábricas, pero es necesario darle una orgánica con estos encuentros”. Al tiempo que recordó que como dirigente está acostumbrado a estar abajo del escenario, “haciendo algunos planteos, no siempre coincidiendo, pero lo hacemos convencidos y lo hemos hecho durante todo el macrismo y en algunos casos la realidad nos dio la razón a pesar de que había compañeros en la conducción que pensaban distinto. Estar acá pocas veces se dio”, apuntó.

En ese sentido, recordó una jornada sobre cooperativismo en CGT, en la que participó junto a Cristian Miño y abogó por “contener dentro de los Sindicatos y sus Centros de Formación a las y los trabajadores de las organizaciones sociales, en la medida que se reactive la economía”.

“Si hubiéramos trabajado bien desde la CGT y los sindicatos, no tendría que haber organizaciones sociales. Ese compañero desocupado forma parte de la lucha del movimiento obrero que apunta al pleno empleo, a un proyecto nacional”, destacó.

Para Amichetti, el paro y la movilización del 30 de marzo de 1982 “es el punto culminante de una resistencia a la peor dictadura, de una pelea que se inició el primer día del golpe”.

“El golpe fue dado para destruir una fuerte organización popular producto de la revolución del 17 de octubre de 1945 y de la historia de lucha. Y no pudieron, a pesar de los fusilamientos, la proscripción, los 30 mil desaparecidos. Tenemos una fuerte resistencia militante como movimiento peronista y la clase trabajadora como columna vertebral”.

“Quisieron desestructurar la organización de la clase trabajadora y del pueblo en general para llevar adelante el modelo neoliberal. Intervenir la CGT, eliminar los CCT, el derecho a huelga… pero fracasaron porque demostramos una conciencia que nos venía de la historia de lucha por más represión que hubiera”.

En línea, Amichetti recuperó la fortaleza de los sindicatos debido a sus bases, sus delegados, comisiones internas. “Éramos el enemigo porque Martínez de Hoz consideraba que teníamos salarios altos; entonces, promovieron la desindustrialización, la bicicleta financiera y el endeudamiento primero para fomentar la privatización después”.

“En ese contexto no teníamos los sindicatos y fuimos tomando otra forma orgánica, otros lugares de reunión y nace otro agrupamiento: los 25”.

En marzo de 1977 nacen “Los 25”, un grupo de gremios que estaba decido a enfrentar a la dictadura, tras los diversos actos de violencia y desaparición de dirigentes sindicales, como la de Oscar Smith de Luz y Fuerza, en febrero de ese mismo año. A partir de ahí, se motorizaron diversas jornadas de protesta y organización contra la dictadura.

“Fue una jornada de lucha el 30, hubo detenidos, heridos y hasta un muerto en Mendoza, el compañero Benedicto Ortiz de la Unión Obrera Minera, por el aparato represivo montado por la dictadura”, recordó.

“La Dictadura no pudo destruir la organización del movimiento obrero, era una comprobación más de su impotencia a pesar del orquestado genocidio. Y Malvinas se acelera producto de su impotencia, donde se ve cercada y tira su manotazo de ahogado”.

En sintonía, Amichetti recuperó el carácter revolucionario del peronismo. “Si no es revolucionario no es peronismo. Y es revolucionario desde sus orígenes, con la concientización de los trabajadores y con el partido laborista”.

Asimismo, el dirigente gráfico recuperó los años de resistencia, la organización, la importancia de las regionales de la Central y la vigencia de los históricos Programas sindicales de La Falda -1957-; Huerta Grande -1962-; el de la CGT de los Argentinos en mayo de 1968; y la extensión de las luchas obreras por todo el país y la vuelta de Perón y el peronismo.

“El peronismo marca que la democracia es verdadera cuando el pueblo es protagonista. Hay que ser sabios y prudentes cuando se defienden nuestros derechos sino hay que combatir”, disparó en relación a los años del gobierno de la alianza Cambiemos y los debates al interior de la CGT y sus posicionamientos.

“La derecha, el macrismo no pudo consolidarse porque hubo una resistencia de la clase trabajadora y del pueblo, todos los días. Producto de la lucha surgió el FdT”, sostuvo y agregó: “Este FdT llega a ser Gobierno en las mismas condiciones históricas, donde el poder se repliega y está en frente. Nosotros como trabajadores debemos ser protagonistas y eso está faltando por una debilidad nuestra porque la unidad que construimos desde CGT tiene que tener posiciones claras: qué pensamos del FMI, de los Servicios públicos; de los formadores de precios, del comercio exterior, del rol del Estado. El movimiento obrero tiene que tener posición sin dar lugar a confusión porque esta batalla la ganamos cuando somos protagonistas”.

Para finalizar, Amichetti recordó que la CGT Brasil, en un plenario de Delegaciones regionales, en 1982, fijaba cinco puntos “que son de una actualidad enorme” -incrementar el salario y reactivar el consumo interno; cierre de importaciones hasta que se dinamice el aparato productivo nacional; nacionalizar el sistema financiero; nacionalizar los resortes básicos de la economía, fortalecer la industria nacional-.

“Por lo tanto, creo que el mejor homenaje que le podemos hacer a los que ya no están, frente a los que predican la resignación y evocando a Ubaldini y las luchas obreras: ´Cuando se quiere luchar, siempre hay una alternativa´”, cerró.

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