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Haz lo que yo digo y no lo que yo hago

La figura del ex presidente Alberto Fernández ha estado últimamente en el ojo del huracán debido a una serie de situaciones que no sólo han puesto en reprobación su conducta personal, sino que también han erosionado la confianza pública en la política argentina. Uno de los aspectos más preocupantes de su comportamiento es el creciente número de acusaciones de violencia de género, acoso y terrorismo psicológico por parte de su ex esposa, Fabiola Yañez.
Estas acusaciones no sólo revelan una faceta oscura de su vida personal, sino que también reflejan un problema más amplio en la cultura política de nuestro país, donde la violencia de género sigue siendo un tema de gran relevancia y urgencia. Además, los videos escandalosos que salieron a la luz, en los que se lo ve en el despacho presidencial durante la pandemia en situaciones inadecuadas con una conductora radial, suman una carga adicional de indignación.
En un momento en el que la sociedad enfrentaba una profunda crisis de salud y un confinamiento extremo, la imagen de un presidente involucrándose en comportamientos deplorables, como la fiesta de Olivos y el vacunatorio VIP, no solo es una falta de ética, sino que también muestra una desconexión alarmante con la realidad que los argentinos estábamos soportando. El típico haz lo que yo digo y no lo que yo hago.
No olvidemos los dramas del padre de Solange, que manejó desde Neuquén para ver a su hija enferma de cáncer y no lo dejaron ingresar a Córdoba, y del papá de la niña Abigail Jiménez, también enferma de cáncer, que la cargó en brazos para cruzar de Tucumán a Santiago del Estero. Ambos casos en el marco de la pandemia, cuando nos imponía normas restrictivas y nos tenía encerrados, y que lamentablemente tuvieron un desenlace fatal.
El caso de corrupción relacionado con Nación Seguros y que indirectamente destapó la caja de Pandora, agrava la situación. Esto plantea la pregunta sobre la responsabilidad de un jefe de Estado y cómo debería comportarse en tiempos de crisis, pero las acciones de Alberto Fernández fueron más que una falta de juicio, fueron una traición a la confianza depositada en su investidura.
Argentinos: Más memoria y nunca más al olvido.

Francisco Manuel Silva
frsilva50@gmail.com

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