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Hablando en plata

Por Gabriel Princip

Los gobiernos de ajuste tienen como discurso reiterado, monótono y falaz que si el pueblo se sacrifica aceptando salarios bajos y tarifas altas el país se ordenará dando señales positivas al mercado y, de esta manera, las inversiones extranjeras lloverán cual maná del cielo. Como si esto fuera poco, las arcas estatales se engrosarán con préstamos solicitados a la banca internacional que sólo solicitará al gobierno respectivo mayor profundidad en el ajuste.

Desde el famoso primer empréstito a la Banca Baring por parte de Bernardino Rivadavia, que cobró su comisión, que solo sirvió para que cada interviniente en el préstamo se llevarán su parte y que se pagará en el gobierno de Roca hasta la fecha el discurso liberal solo fue una venta de espejitos de colores que lenguaraces tomaron el poder para convertirse en sicarios de la palabra y entreguitas de un pueblo colonizado y confiado.

Para llegar a la actual entrega tuvo que pasar la dominación inglesa hasta 1943, el ingreso del FMI gracias a los servicios de la revolución fusiladora, revolución argentina, proceso militar, menemato, alianza para el corralito y nuestro amado chico caprichoso.

Nos dieron un descanso entre Perón, Néstor y Cristina, el resto ajuste tras ajuste. Pero para que el pibe de ahora o el jubilado que no aprendió comprenda debe  entender que la lluvia de dólares o riqueza  es cuento, puro cuento. Pero retrotaigamos el pensamiento hacia 1930. En ese entonces el fiscal general de la Nación, que renunciara cuando asumió Uriburi, Manuel Ortiz Pereyra dijo en su obra  “El SOS de mi pueblo”, lo siguiente:

“Hablando en plata, ¿Dónde está la plata en esta República del Plata, con su rio de La Plata, con su cielo tachuelado con tachuelitas de plata y su luna de plata?

¿Dónde está la plata entrada al país por concepto de empréstitos- 10 mil millones?

¿Dónde está la plata invertida en el país para construir ferrocarriles -400 millones de libras esterlinas?

¿Dónde está la plata proveniente de las demás inversiones para construir tranvías, teléfonos, usinas eléctricas – 5 mil millones?

¿Dónde está la plata contante y sonante traída por los ingleses, los yanquis, los franceses, los   belgas, etc. para comerciar en importación y exportación, para levantar fábricas- otros mil millones?

¿Dónde está la plata que el gobierno cobra diariamente por la entrada, estadía, linchaje que viene a bordo de cada buque y demora en el país, como un chorro continuo, desde hace un siglo?

¿Dónde demonios estará todo el inmenso volumen de dinero ya que nuestro numerario circulante apenas alcanza a mil millones?

¿Cómo se explica que esa tan enorme importación de moneda se haya evaporado del país hasta dejarnos como único saldo ese circulante de mil millones solamente?

Las cosas de brujas que suceden con la plata en esta bendita república del plata.

Pero hay un fenómeno todavía más asombroso: Desde hace 30 años, la Argentina vende al  exterior, trigo, maíz, lino y carnes por una cantidad que no baja de 2 mil millones anuales, cantidad que multiplicada por 30, nos revela una entrada bruta, esto es brutal, de 60 mil millones de pesos nacionales y, ¿Dónde han ido a parar esas toneladas de dinero?

Si usted es argentino, rásquese la coronilla de su cabeza y empiece a meditar. Recuerde-ay- que los mismos sueldos y salarios son argentinos, pero los dividendos, no, ni por casualidad. Recuerde eso para empezar, y luego siga rascándose la cabeza hasta que se le abra un agujero. Recién entonces comprobaré que los argentinos, en vez de sesos, tenemos aserrín dentro del cráneo. Por eso nos damos maña ni para comprar ni para vender.

Cuando compramos, siempre pagamos un ojo de la cara. Cuando vendemos, hacemos el negocio de Tío Bartolo, vendemos siempre perdiendo.

Por eso, finalmente, nuestra Argentina ha quedado comparable a una casa sobre cuyo techo llueven dólares y esterlinas, pero nosotros, sus habitantes, no podemos aprovechar  una sola gota de esa lluvia de oro, por que los caños de desagüe de nuestro techo han sido construidos para descargar en Londres y Nueva York.”

Manuel Ortiz Pereyra en 1930, 2017 Mauricio Macri nos promete también una lluvia de riquezas que llegará luego del sacrificio del pueblo entero.

Tanto en 1930 como en la actualidad la única lluvia que no cesa es la de la pobreza, con tormentas de ajuste y rayos de entrega para la inundación total de algo que alguna vez fue una nación.

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