Genocidio siglo 21
Por Simón Radowistky.
La matanza contra el pueblo palestino sigue y no se sabe cuando culmina. Históricamente el estado de Israel ha sometido a los filisteos y ante el ocultamiento de información siempre fue considerado como víctima, pero esto no es así. Israel es un estado, Palestina un pueblo cuyos derechos son vejados en forma continua.
Por ejemplo, los palestinos que viven en Cisjordania tienen una cierta ventaja con respecto a aquellos que habitan la Franja de Gaza, ya que pueden ir a Jordania y de allí a otros países. Los de Gaza están casi siempre aislados del mundo, encerrados en los que muchos definen como una prisión a cielo abierto desde 1991.
Por épocas Israel les permitió a muchos palestinos entrar en su territorio durante el día para trabajar como mano de obra barata. La inmensa mayoría no sale nunca porque Israel no lo permite, y no son pocos los casos de enfermos que murieron frente a un puesto fronterizo a la espera de un permiso de salida. Entrar es poco menos que imposible. En más de una ocasión barcos que han llegado con ayuda humanitaria fueron atacados por la marina israelí y desviados de su costa.
En su obra, “El conflicto palestino-israelí”, Pedro Brieger escribió: “la economía de la Franja es mínima e Israel siempre obstruyó su desarrollo impidiendo el ingreso de materias primas o bienes de capital y colocando innumerables trabas a la exportación de productos-muchos de ellos perecederos – como las flores- que ni siquiera se exportan directamente, sino vía Israel por razones de seguridad. Además, impidió- e impide- por largos períodos la entrada de insumos para hospitales, medicamentos o comida fresca y se apodera de los impuestos que pagan los productos que entran a la Franja, lo que debilita aún más cualquier gobierno
palestino, que de por sí cuenta con escasos recursos para invertir en infraestructura o pagar los salarios del sector público”.
La muerte sigue abundando en la Franja y en Gaza. Los palestinos continúan arrastrando sus pies por un camino sin rumbo. Los espera las fronteras de otros países que no permitirán su entrada. Igual situación se vive en Ucrania, en Centroamérica y en cuanto país el Complejo Militar e industrial quiera. Las corporaciones troca muerte por billete. Para mantener el valor del dólar precisan de guerras. Hoy el negocio del dólar otorga más rentabilidad que el petróleo, la droga y las armas.
Por las dudas, la elite también tiene intereses en estos rubros. Para satisfacer el ego y a la riqueza del uno por ciento de la población hace falta que el 99 por ciento restante donen sus vidas. Usted ya sabe quién es la víctima y quien el victimario, es hora de dejar de hacerle el juego a los amos del mundo, ¿no le parece?