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Fundir y estallar la educación: Para Milei la escuela es casta

Por Raúl Egitto

Tienen un profundo desprecio por la escuela. Promueven la desescolarización y la ruptura de los lazos comunitarios. En cada escuela está la Patria. No creen en la Patria. Quieren deshistorizar, borrar la memoria, quebrar la solidaridad y hacernos creer que la lucha colectiva no tiene sentido. No creen en la sociedad, solamente creen en el individuo que se salva solo y abandona a sus hermanos en el camino.

Hay que pegarla y comprarse un auto de alta gama para ostentar por las redes sociales. Tienen un topo que les socava el alma por dentro. Por eso detestan a la escuela y la convierten en enemiga. La escuela parte de la igualdad como principio irrenunciable. La igualdad los irrita inmensamente. ¡Viva la desigualdad, carajo! es la noción primordial que anida en el fondo de sus pensamientos.

Creen en un mundo de ganadores y perdedores. Creen que los ganadores son solamente aquellos que tienen dinero. Desde su perspectiva del mundo, San Martin y Belgrano serían perdedores. Consideran que los docentes somos perdedores, que nuestro oficio ha perdido sentido y que estamos destinados a ser reemplazados por máquinas artificiales. En estos tiempos brutales, la figura del maestro, el oficio de enseñar y la escuela tienen la obligación ética de dar las mejores clases de humanidad. La escuela tiene que estar a la altura de la historia.

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La escuela va por otro camino. No cree en la satisfacción exprés. Cree en la cultura del esfuerzo y del trabajo. Es realmente impresionante que tantos influencers, trolls, traders, apostadores y fugadores seriales que militan en La Crueldad Avanza, tengan la cara de piedra para afirmar que la escuela no exige y aprueba a todos. Más hipocresía no se consigue. No se han esforzado en nada, no tienen idoneidad, desconocen olímpicamente los organismos del Estado y ocupan puestos de jerarquía sin sonrojarse. La liviandad con la que hablan es descomunal.

La escuela apuesta a la fraternidad, al abrazo, a la ternura, a tender una mano al que lo necesita. La escuela a veces puede ser el único lugar donde pronuncian tu nombre y te dan un abrazo.

El gobierno nacional cree que la igualdad es una aberración.

En este contexto despiadado y cínico que despliega el gobierno nacional, la educación bonaerense muestra toda su nobleza y fortaleza. Es de buena madera. A contramano de lo que piensa el presidente, «En este pozo de mierda en que vivimos», las escuelas de la provincia dan una lucha diaria e incansable poniendo el cuerpo frente a la desinversión y asfixia que propone el gobierno nacional. Desfinanciar unos de los sistemas educativos más grandes de Latinoamérica no debe tener muchos precedentes en la historia de la educación. La educación bonaerense, que dio sus primeros pasos con Sarmiento, está dispuesta a dar pelea: 20 000 escuelas, 5 millones de estudiantes, 400 000 docentes, 80 000 auxiliares y 4000 cooperadoras, son una muestra de templanza y fortaleza frente al arsenal material y simbólico que despliega un gobierno nacional que deserta de sus funciones más sensibles.

Los argentinos salen a la calle en defensa de la educación publica y gratuita | Todoroca

Para ellos todo es un gasto. Para ellos todo se hace por dinero. Les fascina el concepto de ensobrado. Esa palabra no va con la escuela. Los auxiliares preparan el desayuno, los y las maestras dan las clases con tesón, las cooperadoras siempre están presentes para ayudar a la escuela, los transportes escolares llevan estudiantes a lo largo y a lo ancho de la provincia. No les entra en la cabeza. Sus certezas obnubilan y encuadran sus interpretaciones. Están adoctrinados para aborrecer.

No pueden comprender los episodios maravillosos que suceden cotidianamente en la escuela bonaerense. Son acontecimientos que no salen en los grandes medios de comunicación y que, sin embargo, transforman la vida de las personas. ¿Por qué darle una computadora a una estudiante de los sectores populares? ¿Para qué darle un instrumento a un niño que integra una orquesta provincial? ¿Por qué darle la posibilidad a una persona de 80 años de terminar sus estudios y recibir su título? ¿Por qué darle la posibilidad a un joven de los sectores populares de tener su viaje de fin de curso y conocer el mar? ¿Por qué ir a la casa de un estudiante que ha abandonado sus estudios para decirle que la escuela lo espera con las puertas abiertas? ¿Para qué crear centros socioeducativos en los barrios populares? ¿Para qué crear el Programa Puentes y acercar la universidad a los municipios? ¿Para qué invertir en una hora adicional para fortalecer la enseñanza?

Axel Kicillof construyó más 200 escuelas y además amplió cerca de 400 establecimientos educativos en toda la provincia.

Es lo que tenemos que hacer, es nuestro deber. Los que piensan con un sobre en el cráneo no llegan a comprender esta dimensión humana. Una pena. Muchos de estos derechos el gobierno nacional los ha cercenado. Tienen otras prioridades. Están decididos a convertir nuestra Patria en una colonia y, en este sentido, las universidades públicas sobran y son atacadas una y otra vez. Son desfinanciadas, les quitan becas a los estudiantes y saquean el salario de los docentes como no ha sucedido nunca en la historia argentina. Atacan una de las fibras más sensibles de nuestra sociedad; las universidades publicas son de lo mejor que ha parido nuestra historia. Desvalorizan y menosprecian a las universidades. No saben, por ejemplo, que un niño puede empezar a estudiar en un jardín a los 4 años y a los 25 salir con un título universitario en una misma localidad. Un hijo de una empleada doméstica que se convierte en médico, gracias a la universidad pública. Una verdadera gesta histórica. Historias que pasan en Florencio Varela, en Quilmes, en Avellaneda, en Lanus, en Hurlingham y otras localidades del conurbano. Probablemente nunca pisaron el conurbano. Afirman con descaro que la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación dará prioridad a las «ciencias duras». Recortarán fondos para las áreas de Ciencias Sociales, Letras, Filosofía e Historia. Una decisión  que muestra con claridad la verdadera cara de este gobierno. Desprecian las ciencias humanas, quizás porque no brindan resultados cuantificables que se puedan ver reflejados en una planilla de Excel. Oliverio Girondo los definió acertadamente: «Solo piensan en cifras, en fórmulas, en pesos, en sacarle provecho hasta a sus excrementos».

La multitudinaria marcha universitaria recorrió los diarios del mundo
La multitudinaria marcha universitaria de abril recorrió los diarios del mundo

 Deciden poner una fortuna en gastos reservados y secretos para los servicios de inteligencia y no entregarles dinero a los comedores comunitarios que cada día reciben a más personas en busca de un plato de comida. De eso no se vuelve. Saquear los sueldos de los jubilados es infame. Argumentar que un aumento a los jubilados pone en juego el equilibrio fiscal es desopilante. Una sugerencia de un docente: no reduzcan bienes personales a las personas más pudientes y no le concedan exenciones impositivas a empresas extranjeras con el RIGI. Los alimentos, los remedios, las universidades, los salarios docentes, las jubilaciones, las becas estudiantiles, el transporte público, los servicios de luz, de agua, de gas, son derechos fundamentales de los argentinos y no son negociables. Quitar esos derechos no tiene nada de gesta histórica. Es una política miserable.

El Estado está para garantizar y ampliar derechos. Si el Estado no te da una computadora, si el Estado no te da la posibilidad de acceder a un instrumento, si el Estado no te da la posibilidad de tener tu merecido viaje de egresados, si el Estado no acerca la universidad a tu barrio, si el Estado no les da una mano a los adultos para culminar sus estudios, si el Estado no sale a buscar a los estudiantes que abandonaron la escuela, si el Estado no inaugura una escuela en una zona rural, tengo que decir en voz alta que el mercado dejará a todos en el mayor desamparo. El mercado solamente se mueve por rentabilidad y todo lo que toca lo quiere transformar en un negocio. La educación no es un negocio, es un derecho garantizado por el Estado. Cuando el Estado, por dar tan solo un ejemplo, pone un instrumento en las manos de un niño pobre, garantiza un derecho y abre una gama de posibilidades inmensas que pueden transformar la vida de las personas. Si tenés disciplina, podés alcanzar a tocar para el Papa Francisco y llegar a Viena. Acceder al instrumento te puede hacer llegar lejos y todos tenemos derecho a soñar con otros destinos.

En defensa de la educación pública” fue multitudinaria la marcha universitaria en Santiago del Estero – CHACODIAPORDIA.COM

Porque creemos que la educación tuerce el rumbo de las personas, porque creemos en la movilidad social ascendente, porque estamos convencidos de que tenemos que hacerle honor a la noble igualdad. Porque tenemos la firme convicción de que el Estado debe garantizar la igualdad de oportunidades y queremos una Patria que nos incluya a todos. Los Benegas Lynch de la vida jamás lo entenderán. Queremos que todos los estudiantes estén en la escuela aprendiendo. No queremos que estén en un taller. En la Argentina la esclavitud fue abolida en el año 1813.

El gobernador Axel Kicillof decidió poner a la educación en el centro de sus políticas públicas. Una decisión transcendental para la educación bonaerense. Mientras la Nación no construye una obra pública, la Provincia de Buenos Aires no ha dejado de inaugurar escuelas. Mientras se visitan genocidas, la provincia sigue fundando escuelas.

Una nueva escuela da nueva luz al barrio, que se transforma en un centro de irradiación cultural que mueve todos los resortes de la localidad. Todos los días la Dirección General de Cultura y Educación recorre el territorio bonaerense de una punta a la otra, para fundar escuelas, para conversar con los maestros y las maestras, para apostar por las transformaciones necesarias, para asegurar el derecho de todos nuestros pibes a soñar con un futuro mejor. Creemos en el poder transformador de la escuela, creemos que en la escuela se aprenden saberes y se aprende a convivir con lo diverso. La escuela pública es un tesoro que los argentinos supimos conseguir. Claro que tenemos deudas pendientes, pero seguiremos trabajando todos los días para que los bonaerenses estemos orgullosos de nuestra querida e histórica escuela pública.

Raúl Egitto – Docente bonaerense – Profesor Universidad Nacional de Hurlingham – Profesor Universidad Nacional Arturo Jauretche

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