Fracaso
Por Bret Sinclair.
Hace cuatro años, Cristina Fernández intentó diseñar un gobierno nacional y popular. Cometió un error al confiar en demasía en alguien que tenía otras pretensiones. No sabemos cuáles, pero el objetivo de ser popular no estaba en sus planes. Los gobiernos populares deben ser fuertes para combatir contra el poder colonial; antes eran países y hoy son corporaciones. Y deben ser muy fuertes ante el poder de los medios de seducción o corrupción.
Cuando se formó el frente de todos, se habló del peronismo; sin embargo, al momento de la conformación del gabinete, el peronismo estuvo ausente y siguió desaparecido en las medidas tomadas por un presidente que se olvidó de su mentora. El peronismo solo apareció cuando se habló de la derrota en las elecciones de medio término. Todos creían y creíamos que una derrota traería enseñanzas, pero no fue así. Cuatro millones de votos se perdieron en el 2021 y nunca fueron recuperados.
El Frente de Todos sonaba a derrota, por eso se creó otro sello llamado «Unión por la Patria», con más desconocidos, más amigos y menos peronismo. Nuevamente, la gesta de Sergio Tomás se realizó bajo el paraguas de Unión por la Patria o simplemente del masismo.
Políticas erradas, escasa empatía y un Alberto desaparecido culminaron en otra derrota. Y ahora sí, el peronismo apareció para señalar en los medios que el nuevo sello había perdido. El 22 de octubre tendremos otra contienda electoral. Hoy, el candidato es el Frente Renovador, disfrazado como Unión por la Patria. El presidente también pertenece al Frente Renovador y de esa manera iniciamos el camino rumbo a las elecciones de octubre.
Javier Milei está posicionado, el presidente está ausente y Massa está acumulando dólares en lugar de votos. El peronismo está ausente nuevamente. Pero no se alarmen, cuando la segunda vuelta consagre a la ultraderecha como habitante de la Casa Rosada, los diarios publicarán la histórica derrota del peronismo. Evita, Perón, Néstor y Cristina son utilizados por la dupla Alberto y Sergio para que ellos hagan sus negocios, mientras nosotros asumimos la responsabilidad de la derrota. ¿No le parece?