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Florencio Varela: Watson visitó el Centro de día «Conviviendo»

El intendente Andrés Watson visitó el Centro de Día “Conviviendo”. Tras recorrer las instalaciones, dialogó con sus fundadores, docentes, los chicos y personas con capacidades diferentes que asisten a diario, se interiorizó sobre sus problemáticas y los felicitó por “esta gran familia que han sabido hacer crecer con tanto amor”.
Se trata de una entidad de tipo privada, con 13 años de historia en Florencio Varela, a la que asisten todos los días en jornada completa (de 8.30 a 16.30 hs.) desde adolescentes de 14 años hasta adultos mayores de 60. El lugar alberga a 68 chicos, y en él trabajan unas 28 personas desde docentes especiales, auxiliares, psicológos, psicopedagogas, terapistas ocupacionales y demás profesionales abocados al trabajo con personas con capacidades diferentes.

“El esfuerzo que realizan y el amor que le ponen a lo que hacen es realmente un orgullo”, destacó el mandatario comunal, que se acercó junto a la Secretaria de Desarrollo Social, Adriana Alonso y su equipo de la Dirección de Discapacidad. En este marco, se puso a disposición para colaborar en lo que respecta a la entrega de alimentos, medicamentos y gestiones para vehiculizar una beca ante la Provincia, considerando la difícil situación por la que atraviesa el centro, en consonancia con la crisis económica y social del país.

“Realmente la situación actual es complicada y cada día nos cuesta más. Las obras sociales tardan mucho en pagar, todo aumenta y cada día se hace más difícil”, contó Juan al tiempo que agradeció al intendente el haberse acercado. Asimismo, agregó que “hoy el estado nacional nos debe seis meses de facturación y ni siquiera tuvimos una respuesta”.

Su historia

Tener una hija con discapacidad fue lo que motivó a sus padres, Nini y Juan, a crear este Centro de Día, ya que cuando ella terminó la escuela especial a la que asistía, vivieron en carne propia la dificultad de encontrar lugares que contengan estos chicos al pasar a la adultez. Entonces no dudaron en convertir su propia casa en el espacio de contención y aprendizaje que es hoy.

“Todo lo que hacemos y cómo lo hacemos es tratando de darles el cuidado y atención que quisiéramos que nuestros propios hijos reciban. Esto sale del corazón y de la experiencia de vida”, relata Nini, una luchadora que dejó atrás su trabajo como modista para dedicarse de lleno a esto que no duda en calificar como “el destino y la misión de su vida”.

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