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Falso de toda falsedad

Por Gabriel Princip

Las últimas tres marchas en contra del gobierno culminaron con incidentes. La noticia al otro día no era el motivo de la marcha sino la pelea entre violentos y marchantes. Todo el arco periodístico oficialista cuestionó la violencia, dejó en un segundo plano la causa de la marcha y ninguno dudó de la acción de los servicios de inteligencia.

Que todas las manifestaciones culminen de la misma manera y varíen la tapa de los medios deja lugar para la sospecha que, a ojo de buen cubero, es  una acción política y tiene que ver con el accionar de la AFI. Por supuesto, el gobierno nunca duda, sino que comenta imágenes, y traslada la idea a la ciudadanía que también habla de imágenes y no se pregunta, jamás duda pero siempre opina y, por ahora, con tono oficialista.

Ver en la última concentración  a la plaza por la aparición con vida de Santiago Maldonado a  4 o 5 muchachones enfrentar a los cronistas es una acción política y básica. Un barbudo con anteojos para sol y mochila enfrentando a las cámaras para que todos lo vean deja algún interrogante en puerta. Primero porque le pegaba a una cronista mujer, porque usaba anteojos para sol en un día lluvioso, para que llevaba una mochila y por último, ¿qué es lo que pretendía? Siguiendo con cierta lógica se puede contestar los interrogantes. Le pegaba a una mujer para llamar más la atención y focalizar el hecho violento como noticia, segundo, los anteojos los usaba para cubrirse y en la mochila llevaría ropa para cambiarse. El objetivo a conseguir es el que prevaleció,  ser noticia, arruinar la marcha y copar las primeras planas.

La historia se está falsificando con este tipo de hechos. De la misma manera que el discurso  oficialista apela a la mentira y a la trampa también es para falsear la realidad.  También lo hizo el proceso  cuando sus grupos de tareas mataban y desaparecían gente y se transfería la culpa a montoneros, ERP o los reyes magos. Un caso emblemático fue el asesinato de cinco curas palotinos. Clarín publicó que los montoneros eran los responsables. Magnetto sabía la verdad y esta era que los militares se habían encargado de los religiosos.

En “Polémicas“de Arturo Jauretche, el vasco dijo que “prácticamente no se puede aislar la falsificación de la historia de la creación y existencia del aparato que ha construido la superestructura cultural del país. La historia falsificada tiene a su favor todas las estatuas, todos los retratos y en todas las escuelas y en todos los Rotary Club y Leones y en todos los diarios y en todas las revistas y la historia tal como se enseña en la escuela, lo que dicen los textos y las cátedras desde las secundarias a las universitarias.

Todos nuestros marinos creen que Sarmiento fue un propulsor  de la Marina porque fundó la Escuela Naval, pero al mismo tiempo afirmaba que no debíamos tener flota de mar, porque el mar está reservado a las grandes potencias, que nuestro destino está exclusivamente en nuestros ríos y que a Bahía Blanca sólo podíamos ir a buscar “unos huevos y unas plumas de avestruz”. Esa es la cara de Sarmiento que no conocen los marinos. ¿Por qué? porque la historia se falsificó para que los marinos e ingenieros, y los generales y los diplomáticos y los peones y los doctores no tuvieran puntos de apoyo en una historia auténtica donde se dieran sus rutas y su destino”.

Y así como los militares del 76 al igual que Macri, recomendaban  lo importado para destruir un modelo nacional, cualquier idea procesista era para agregar una mala noticia que sometiera a las mayorías.

La actualidad es similar. Macri gobernando para una minoría pretende hacer creer que el resto de la población disfruta y se siente incluida.

Falsificar la historia es dar a conocer datos que de raíz son falaces, en una palabra, gobernar con la mentira y la trampa como eje político. Es imposible de creer que la pobreza haya descendido en un marco de pleno ajuste. Porque si fuese verdad el consejo para el presidente sería ajuste más que da resultado. Al mismo tiempo, cuesta creer en la inocencia de Macri con respecto a los Papeles de Panamá, sobre todo cuando un juez argentino lo sobreseyó y encontró a su padre plenamente responsable. De igual manera los medios no mencionan al padre de Macri, su silencio parece pago.

Entonces el argentino medio se encuentra en la dicotomía histórica de haber aprendido en la escuela la historia falsa que promovió el Billiken y los autores del sistema o darse cuenta que le han mentido. Que no puede admitir que un país es libre con una economía que favorece al imperio hacia afuera y a las clases altas hacia adentro. Debe sospechar, dudar cuando las mayorías no integran un formato de bienestar. Y si lo acepta entender que el feriado del 9 de julio es para ir a la costa, tomar chocolate con churros pero bajo ningún punto de vista creer que somos libres.

 

 

 

 

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