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ESPEJITOS DE COLORES

Por Gabriel Princip

La invasión española al continente costó 60 millones de muertos y el saqueo total de los recursos naturales. Cinco siglos y monedas después la derecha interpreta a los invasores y sigue colonizando este territorio ubicado al sur de Bolivia.

Luego de unas vacaciones políticas hasta 2015 Macri se apuntó un poroto con el poder y decidió ir en búsqueda del FMI. Endeudó y fugo de manera tal que el se llevara una comisión del 2 por ciento del préstamo, se fugara casi el 60 por ciento a sus amigos financista y nosotros quedamos prisioneros de una deuda impagable.

Sobre esa base Milei concurre al FMI y rebota. Toma la motosierra y se cansa de aumentar el desempleo. Los recursos naturales al igual que en la edad media se van al norte y sus gobernados mueren sin remedio. El subnormal nos miente en la cara, les miente a los medios y quien quiera escuchar. Frases como «10 millones de pobres menos, baja inflación, y una nueva Argentina» se repiten en nuestros oídos sin entender si alguien le cree.

La derecha hace su trabajo cambia espejitos por riquezas. Nos habla de la modernidad, de la inteligencia artificial, de lo nuevo y nosotros vemos solamente saqueo, pobreza, indigencia y tristeza.

El cripto- gate marca un antes y después. Para el primer mundo ya no es un loquito obediente al poder económico es simplemente un estafador. Para el poder local ya no resulta gracioso.
Clarín dejó de emitir tapas positivas y Eurnekian se cansó de ver tanto ignorante con el título
de diputado.

El 2001 se acerca. En octubre hay elecciones, quizás el voto en blanco refleje la resistencia popular. Y debemos entender que no esta todo perdido. Perón murió en 1974 pero dejó conceptos para aplicar en cualquier siglo.
Leemos “La comunidad organizada” y observamos que la política del peronismo no solo rechazó la colectivización de la economía y la tecnificación forzada, sino que vio en el materialismo marxista un error filosófico esencial. Así como el capitalismo liberal conduce al hombre al egoísmo y al triunfo de las oligarquías financieras, el comunismo despoja al hombre de su esencia individual y hace de él un mero instrumento del estado totalitario.

La idea que propone Perón es clara; entre dos sistemas sociales que desarrollan la economía a expensas del ser humano, se trata de crear una tercera posición que medie entre la praxis individual y la vida tamizada por el estado omnímodo. A esta idea de justicia social dentro de un capitalismo moderado con intervención gubernamental en las áreas esenciales del sistema productivo Perón le llama «justicialismo”.
Por eso, amigo, no todo está perdido.

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