Culminó la visita del número dos del FMI. Palabras más, palabras menos no aconsejó la dolarización e hizo hincapié en que el ajuste no debe ser contra los trabajadores. Milei escuchó y como siempre hizo lo que quiso. El ajuste es para la casta de trabajadores, jubilados y demás que constituyen mayorías.
Milei enfrenta todo y a todos. Odia al estado, al pueblo y a los demócratas. Fue a Estados
Unidos a un acto donde se abrazó a Trump y en cuya ceremonia el locutor comenzó diciendo,
bienvenidos al fin de la democracia. En ese evento, disertó en último lugar con escasa gente.
La mayoría se fue ni bien terminó Trump.
Abrazó a Trump porque Biden lo desairó. Para seguir con esa interna foránea la enviada del
fondo que no avaló al tirano es demócrata. ¿Sabrá el demente que Biden le quedan nueve
meses de mandato?
Mientras el desquiciado tuitea más pobres habitan el territorio. Se pelea con gobernadores,
con Macri y destila odio a sus votantes. Permite el saqueo de los empresarios, de los
comerciantes y los hombres del campo. Restringe recursos para comedores y se jacta de haber
echado a 50 mil empleados públicos o sea afectó a 200 mil humanos que hoy no comen.
Ya el juicio político se empieza a mencionar en algunos medios. Ya hay legisladores que
afirman que está loco, el camino a la destitución pronto se iniciará, él lo sabe, pero se contenta
con ser un guerrillero del tuiter.
La pobreza sigue aumentando y su imagen sigue bajando. Cuando lleguen las facturas de los
colegios privados y las prepagas la clase media pedirá a gritos por su caída. El demente cree
que el apoyo que tiene no lo perderá, pero otra vez se equivoca. Perdió diez puntos en 77 días
y sus aliados ya lo confrontan. Pronto, muy pronto, el tirano caerá, ¿no le parece?
