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EL DIÁLOGO

Por  Kurt Winkels

El clan Macri se adueñó del estado para implementar un plan de negocios donde el producto República Argentina sea su marca líder. Como sub marcas se consideran a todo el patrimonio nacional, desde Vaca Muerta pasando por YPF hasta las jubilaciones privadas y el fútbol.

Para que todo resulte un éxito la coordinación entre los Ceos, la política, los medios y el poder judicial debe ser exacto. Hoy el poder económico se encuentra de los dos lados del mostrador y el pueblo sólo atina a subvencionar a estos soldados de la plutocracia argentina.

Arturo Jauretche dijo que “Si los grupos capitalistas tienen en sus manos  la universidad, la escuela, el libro, el periodismo, la publicidad no necesitan recurrir a la violencia para reprimir los estados de conciencia que le son inconvenientes”.

El clan tiene el poder. La impunidad determina hechos que perjudican a la sociedad toda y cuando esta se da cuenta, la respuesta  es “Fue un error, no somos infalibles. Pedimos disculpas”.

Entonces lo que pasa sigue y lo que no se coloca la cara de yo no fui e hipócritamente se pide perdón.  Por eso, el dialogo amarillo tiene más éxito que un tanque, igual les encanta la represión.

El clan tiene previsto  un plan de negocios con una duración de 12 años. En ese proyecto figura Mau reelecto y 4 años de Vidal. En el campo de los negocios  la idea es seguir cobrando el 2 por ciento de cada empréstito al FMI, la obra pública, el Metrobús, la jubilación privada, el futbol, comisión sobre tarifas, petróleo y todo lo que de la marca Republica Argentina.

En el medio y abajo una población empobrecida que mantendrá la democracia con una expectativa falaz, la del sacrificio para una mejora a futuro.

Todos sabemos que las promesas conservadoras son como la zanahoria y el burro, nunca la alcanza.

Para llegar a concretar estos 12 años la mentira en cadena debe mantenerse. Una gobernadora con cara de nada aplaudiendo a los maestros para no aumentarles y alentar carneros y un presidente gozando con la pobreza de las mayorías. Todo esto bajo la idea del diálogo. El objetivo, si no se dieron cuenta, es el plan sistemático para la desaparición  de la clase media. Para cumplir con ello, hace falta cinismo, mentiras, insensibilidad  y una población sin ideas ni conocimiento más una dosis de cobardía y algo de ignorancia y resentimiento.

En la década K no había diálogo, tampoco retiros espirituales, ni frases sin contenido. Si había ampliación de derechos, alegría y libertad.

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