
Desde ayer, los productos argentinos tributan un 10% por ingresar a EE UU. Milei fantasea con un acuerdo de arancel 0 para 50 productos y los empresarios presionan para que los incluyan en esa lista. Pero Washington pedirá cambios en la legislación de patentes, el ingreso de productos industriales y el libre flujo de capitales.

Ayer entró en vigor el arancel del 10% que el gobierno de Donald Trump decidió aplicar en forma unilateral a todo el mundo.
Ahora que los productos argentinos que ingresan a la potencia norteamericana cargan con esa tarifa, los empresarios locales se entusiasman con la posibilidad de que el gobierno que encabeza Javier Milei logre acuerdos bilaterales con su par de EE UU que aminoren el impacto del tarifazo.
Entre ellos se encuentran los dueños de Techint y Aluar, que fueron castigados antes con un arancel del 25%. También los representantes de las exportadoras de productos agroindustriales, de la pesca, de los limones. En cambio, por ahora los petroleros caminan con pies de plomo: el ingreso de crudo no soportará el nuevo arancel.
El problema de las tarifas de Trump no lo tienen sólo las empresas que venden a ese mercado. Sobrevuelan otras consecuencias más ominosas: una retracción del comercio internacional, el inicio de una recesión de alcance global, la caída de los precios de las materias primas, devaluaciones monetarias, la construcción de redes de comercio rivales a escala mundial y, en última instancia, el incremento de las tensiones diplomáticas y eventualmente la guerra militar, dado que la comercial ya comenzó.
El efecto sobre la Argentina puede llegar desde distintas vías: pérdida de competitividad de las exportaciones, caída de ingresos de dólares por menores precios de las materias primas, mayor competencia para los productos argentinos en los mercados internacionales, fuga de capitales en caso de que Estados Unidos suba su tasa de interés y presión sobre la moneda argentina en momentos en que está atada al dólar.
En medio de esa maraña, no pocos creen que se abre “una oportunidad” para las empresas argentinas. Para Ecolatina se presentan “potenciales ventanas de oportunidad para conseguir nuevos mercados” si las empresas y el Estado actúan con rapidez, pero existen serias dudas de que el gobierno de la motosierra tenga la capacidad de moverse con eficacia en un escenario tan complejo al carecer de doctrina y personal específico para ello.
Además, el otro también juega y Estados Unidos aprovechará la oportunidad que se le abre para avanzar sobre una serie de temas que tiene en la agenda bilateral desde hace tiempo. En esa lista se encuentran el tratamiento de la propiedad intelectual, las patentes, el libre flujo de capitales y la reducción de la influencia de China, entre otros temas candentes.
Un pliego peligroso
En su breve paso por Miami de esta semana, Milei dijo que el gobierno trabaja en la reducción de los aranceles para una canasta de 50 productos en el marco del tratado bilateral de protección de inversiones que la Argentina y EE UU firmaron en los años ’90. El presidente agregó que la administración republicana tiene una lista de 16 reclamos a la Argentina de los que ya estarían solucionados nueve.
Según el gobierno, el canciller Gerardo Werthein ya avanzó en este sentido a partir de la reunión que mantuvo en Washington con su par estadounidense, Howard Lutnick, y con el representante de Comercio de EE UU (la USTR), Jamieson Greer.
Una solución de todos los reclamos de Estados Unidos a la Argentina implicaría llevar a cabo cambios radicales en la estructura productiva argentina y en la política económica del gobierno de La Libertad Avanza.
Por caso, el problema de las patentes medicinales se arrastra desde hace años, con la presión constante de la Embajada de EE UU y los laboratorios extranjeros para que la Argentina modifique su legislación en la materia. Según fuentes del sector, en los próximos días, el ministro de Salud, Mario Lugones, recibirá a los directivos de la Cámara de Especialidades Medicinales (Caeme, que agrupa a los laboratorios extranjeros), que buscarán definiciones oficiales sobre este asunto.
El tema incluye otras aristas vinculadas al tratamiento de la propiedad intelectual más en general como en el caso de las semillas modificadas para soportar inclemencias climáticas o a determinados agroquímicos, como sucedió históricamente con las de soja de Monsanto.
Washington apunta también al negocio de la infraestructura, a las barreras paraarancelarias y fitosanitarias y a las licencias y cupos al ingreso de sus productos al país. Y tan importante como esos ítems, reclama el acceso libre al mercado de divisas, algo que supera las negociaciones bilaterales y que hace al corazón del problema cambiario y monetario argentino. Una decisión en este terreno derivaría en la eliminación del cepo al flujo de capitales, algo que el Palacio de Hacienda está negociando con el Fondo Monetario a cambio de un rescate financiero, y que está trabajo.
A pesar de la velocidad que el gobierno dice que les imprime a estas negociaciones, los empresarios están intranquilos y piden reuniones con las autoridades para presionar en favor de sus producciones. Al mismo tiempo, procuran que un acuerdo de aranceles 0 para una cantidad de bienes y servicios no los afecte. En la Unión Industrial hay intranquilidad porque se teme que EE UU apure un ingreso de productos industriales que desplazarían a los de otros países, pero también a los locales.
En Miami, Milei también habló de “adecuar la legislación” argentina al nuevo escenario que planteó Trump con sus aranceles, pero aun no surgieron iniciativas concretas que indiquen qué podría ejecutar en forma concreta. Con todo, ese esas iniciativas no tendrían un recorrido fácil en medio de un escenario político complejo por la campaña electoral y la dispersión de las fuerzas políticas que colaboran con el Poder Ejecutivo.

Recesión, dólares y devaluación
El consenso internacional es que los aranceles de Trump provocarán, en primer lugar, una recesión en Estados Unidos junto con un aumento de los precios. Las primeras consecuencias de estas tendencias ya se vieron en el mercado de las materias primas, con las caídas de los precios de la soja y el maíz, entre otros cultivos, y del petróleo.
LCG advirtió que hay “un futuro tan incierto” que obliga a “mirar muy de cerca los distintos breakevens de la producción en Vaca Muerta”. Además, insinuó que «podrían ponerse en pausa» las decisiones que impliquen más aporte de capital para inversiones.
En cambio, desde las cámaras de exportadores de granos y derivados CIARA-CEC reclaman que el gobierno inicie «negociaciones bilaterales urgentes, aprovechando sobre todo que el presidente Javier Milei tiene una relación amistosa con el presidente Trump, para buscar que apliquen rápidamente excepciones, y que todo este tipo de derechos adicionales queden eliminados».
En un momento en que el ingreso de dólares a las reservas del Banco Central es uno de los problemas centrales de la política económica del gobierno, las perspectivas son de una caída por menores exportaciones, más importaciones.
Devaluaciones competitivas
El gobierno de Brasil y el Banco Central acordaron una devaluación del real del 4% el viernes. Es una reacción frente al esperado debilitamiento del dólar a nivel global. Pero el ajuste de monedas, especialmente de los socios comerciales de Argentina, derivará en más presión sobre el esquema cambiario argentino en el corto plazo.
En este cierre de semana cayeron todas las monedas del continente, salvo el peso argentino. Se destacaron particularmente la depreciación del 3,8% en el real, del 3% en el peso chileno, del 2,9% en el colombiano y del 2,5% en el mexicano. Las bajas coincidieron además con un desplome del 7% en el precio internacional del petróleo y con un retroceso en el valor de la soja, que tocó mínimos de 2025.
Sebastián Menescaldi, director de la consultora EcoGo, sostuvo que estos bruscos movimientos son consecuencia de las respuestas a los aranceles anunciados por EE UU. A nivel local, el economista advirtió que la coyuntura agrega mayor presión al esquema cambiario doméstico en un contexto en el cual el Banco Central no está pudiendo comprar dólares.
Las claves
El gobierno cree que con una negociación bilateral podrá superar los aranceles de Trump.
Entre los empresarios existe la misma idea y presionan para que sus productos sean eximidos del arancel del 10 por ciento.
Incluso, algunos creen que se abre una oportunidad para aumentar las exportaciones a partir de la guerra comercial entre China y EE UU.
Sin embargo, también se abren flancos peligrosos. El primero es que EE UU pedirá a cambio de exenciones para Argentina una serie de concesiones. El presidente Milei lo admitió en Miami al señalar que el país ya superó nueve de los 16 reclamos recibidos desde Washington.
Entre esos planteos se encuentran el cambio de la legislación vinculada a propiedad intelectual y patentes farmacéuticas.
También el libre flujo de capitales, algo que es el corazón de las discusiones con el Fondo Monetario: el fin del cepo.
Más en general, los aranceles de Trump provocarán una reducción de los precios de los productos que Argentina exporta (soja, petróleo). Y una mayor competencia en mercados internacionales.Por: Randy Stagnaro- TIEMPO ARGENTINO