Opinión

De la resignación a las utopías, de la incertidumbre a la victoria

Por Jorge Rachid

El tiempo transcurrido en democracia ha demostrado virtudes y defectos en su andamiaje que se ha debilitado en éste período, alterando el funcionamiento pleno de un diseño pensado para representar las voluntades plurales del pueblo y se ha transformado en una playa de desembarco de intereses concentrados, nacionales y extranjeros, que han hecho de esa estructura institucional, sólo una fachada.
En ese análisis entran desde la apropiación del relato histórico, como instrumento de culturización colonizada, hasta la estructuración pétrea de ejes institucionales, destinada a preservar intereses sectoriales, que avanzan sobre los modelos económicos y sociales, condicionando su funcionamiento, siendo el ejemplo más nítido la cooptación de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, corrompida desde su raíz misma de formulación, ajena a cualquier voluntad popular y de funcionamiento monárquico, privilegiado, vitalicios en sus designaciones y aristocrático en sus relaciones.

Hoy esa Corte corrupta, canalla y criminal de sólo 4 miembros, es la expresión acabada de la denigración institucional de nuestro país, que desde la Constitución de 1994 viene consolidando un proceso de fragmentación nacional, de matriz liberal y dependiente, que sólo permite los pequeños espacios de decisión que deja al descubierto esa cerradura, que son los que no afectan su estructura de poder. Por esa razón los derechos de tercera generación son aceptados, ya que en sí mismos no afectan el andamiaje colonizado del poder real en especial económico, que como el Círculo Rojo empresarial y financiero son quienes en definitiva deciden los cursos de acción.

En ese tránsito se han producido hechos que una vez consolidados, se naturalizan ante la población bajo argumentos casi teológicos como la “libertad de prensa” o “políticamente correcto” o el “Mercado como ordenador social”, que han permitido preservar en manos del poder, la monopolización de la información, su manipulación y el ocultamiento necesario para influir en una conciencia colectiva del pueblo, bombardeado cotidianamente por un mensaje ajeno a sus intereses y disolvente de la idea de Patria. Desde el tema Malvinas a las empresas de servicios vitales para la calidad de vida de la población, se han perdidos los conceptos nacionales y mercantilizado el discurso, en el afán de lucro voraz de un capitalismo financiero, que ha arrasado soberanías en el mundo entero.

La militancia política desplegada, pero fragmentada, no pudo en estos 40 años revertir la cultura neoliberal dominante, que ha impregnado generaciones de un discurso, que lejos de ser nacional ha incorporado en forma natural los criterios de la dependencia, al asumirnos como periféricos de hipotéticos centros de poder, cuando el mundo está transitando una respuesta diferente, multipolar en el cual Latinoamérica como Bloque, tiene un rol que asumir en el Nuevo Orden Internacional. La militancia política lejos de forjarse un camino propio de objetivos estratégicos, fue enredada en situaciones contestatarias al enemigo, que de esa forma marcó agenda en nuestras propias filas, sumado a un canibalismo que hirió nuestras propias entrañas en el seno del pueblo, distorsionando el eje de la discusión que puede concientizar y contribuir a la Comunidad Organizada, abandonando además la identificación política nacional e internacional del enemigo.

De ahí que las sensaciones cambiantes de alegrías y tristezas por hechos coyunturales, dejan al descubierto debilidades doctrinarias que sólo se consolidan en los proyectos estratégicos que se deben construir junto al pueblo, en un largo proceso de formación de cuadros militantes, despliegue territorial, compromiso pleno y protagonismo en cada hecho en forma presencial, además de las redes sobre utilizadas en los procesos de información, en muchos casos con basura informativa. Sin embargo el enemigo logró penetrarnos es su objetivo de resignación sumisa de la población, un disciplinamiento social que se ha ejercido con presión de los medios y los factores de poder, manipulando la opinión pública hacia caminos ajenos a sus propios intereses.

Es entonces cuando debemos reflexionar sobre nuestro propio espacio, que con candidaturas que expresan andariveles diferentes se complementan en la batalla electoral, remontando un panorama incierto hasta hace poco, por la incertidumbre de las políticas a desplegar ante tanta adversidad en los tiempos de Gobierno Popular, que desde el saqueo macrista a la Pandemia y desde la guerra mundial a la sequía, no dejó de transitar obstáculos que al no ser anoticiados correctamente, permitieron al enemigo, borrarlos de la memoria colectiva. Pero la propuesta se asienta en una fórmula en la posibilidad cierta de manejar el rumbo con firmeza en la tormenta descripta, que debe transcurrirse con el menor costo social y político posible; la otra fórmula expresa las esperanzas, sueños y utopías del mundo a construir, permitiendo de esa forma contener al conjunto del movimiento nacional, siempre en tensión y contradictorio.

No siempre los momentos límites traen hechos desgraciados, sino que la mayoría de las veces aparecen fuerzas que ni el mismo sujeto histórico no conoce, ante las debilidades del pasado reciente en donde la respuesta no llegó y fue vencido. Las crisis provocan ese doble efecto de peligro y oportunidad que debe saldarse en el campo de batalla, que exige la recuperación de la militancia plena, con mochilas cargadas de utopías hacia las cuales avanzar y que ante cada escenario parecen cada día más lejanas, pero que son aquellas que motorizan los sueños que a veces se vuelven realidad. La militancia política no es una bolsa de trabajo, es una siembra permanente en el seno del pueblo, con identidad de Matria Patria y memoria de compartida social y familiar que nos permite constituir el “estar situado” en Comunidad, base misma de la organización popular constituyente de Patria.

La lucha por la descolonización de la Argentina y Latinoamérica nos convoca, como en el 2005 a reconstruir el UNASUR, a integrarnos al Mundo Multipolar, a evitar la fragmentación nacional que intenta imponer el Mundo Unipolar de EEUU, Reino Unido y el Gobierno Global a través de sus instrumentos de extorsión como la OTAN, Comando Sur, FMI, BM, OCDE, ALADI, Tribunal de la Haya, OMS y Bloqueos Unilaterales que intentan hegemonizar al mundo a sus propios intereses estratégicos. Esa lucha es la etapa superior de la lucha política y de la formación de cuadros como lo describió el mismo Perón en Modelo Argentino para un Proyecto Nacional, hace 48 años en una construcción de pensamiento americano, moreno, mestizo, criollo, inmigrante que es síntesis de la identidad latinoamericana.

Es el camino a la victoria si somos capaces de recuperar nuestra memoria popular y compromiso con la Patria, como proyecto de vida para nosotros, nuestros hijos, nietos y futuras generaciones de argentinos y latinoamericanos, con un pensamiento construido desde la humanización de la política y la democratización del poder, fundamentos con los cuales podamos dejarles un país libre, justo y soberano.

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