¿Me vas a comparar a los Giants con Racing Club?, decía el personaje que interpretó Guillermo Francella en la película “Un Argentino en Nueva York”.
¿Cuál era la diferencia? Un neoyorquino no se hubiese hecho esa pregunta, o la haría pero al revés.
¿Qué significaba Racing en la vida de este personaje? Bien podría contestarle el mismo Francella en otra piel que encarnó para el film “El secreto de sus ojos”. Racing es una pasión, SU pasión.
Ese simple cuestionamiento de la pregunta inicial habla de la identidad, de lo cultural.
Arturo Jauretche habló de la superestructura cultural del país destinado a que el pensamiento nativo ignore las naturalezas de los dramas, y no sea capaz de arbitrar en soluciones para sus propios intereses.
A resumidas cuentas, pasan los años y la distracción o penetración cultural desvía los focos de atención.
Don Arturo iba más allá, y decía que esto sucedía mediante una planificación llevada a cabo: “la colonización pedagógica”.
Más acá en el tiempo, con resabios privatistas y miamizadoras Los Piojos se animaron a decir que Globalización es sinónimo de “niu dominación”, en el álbum Verde Paisaje al Infierno.
Es que en verdad la globalización hizo que los periféricos miremos programas de los países dominantes, repitamos sus modismos, nos mimetizamos con sus costumbres, incluso importamos su cultura hasta hacer propias palabras suyas. Pero no al revés.
El caso de México es curioso por sobre todas las cosas. Los Mayas descubrieron el chicle, pero pasó por México el científico estadounidense Thomas Adams y creyó una buena idea patentarlo en su país con el nombre “Chiklets”.
Desde ese momento, al ser marca no podía mencionarse y los canales mexicanos tuvieron y tienen aún que decirle “goma de mascar”.
No pueden mencionar el nombre original que sus antepasados le pusieron, le censuraron el idioma. A menos que deseen pagar un impuesto por decir la marca de lo que ellos crearon.
Muy raro, tanto como exportar cuero y comprar carteras de europa.
La niu dominación se hace efectiva cuando el dominado se concibe como tal.
La batalla cultural pasó de moda quizás, y se tenga que combatir desde otro lugar y con un nombre más cool, o más power.
Por eso es tan importante recordar que los Giants de Nueva York nunca serán Racing Club.
