Opinión

¿Cuánto costará el experimento de Milei?

 

Por Margarita Pécora  .

Si en algo francamente coincido en el análisis crítico de este resultado electoral  que tendrá consecuencias impredecibles para la Argentina camino a convertirse en un laboratorio de experimentos a prueba/error a partir del 10 de diciembre,    es que  los culpables no son  realmente  los  pobres  a los que  algunos  tildan de  desagradecidos  por tanto que recibieron del Gobierno, y no supieron defender el actual modelo  en las urnas.

Aceptar eso, es negar  que  el voto bronca  se impuso  y  no reconocer que fue el peronismo  el que bajó la guardia, se durmió en los laureles, se perdió en el llano… como le quieran llamar…  Y lo peor es que  no  fue por desconocimiento del  tsunami devastador  que amenazaba  derribar todas las estructuras socioeconómicas  y políticas,  que  se fueron construyendo  bajo  un modelo nacional y popular,  que a pesar de sus defectos,  se acercaba a un reparto de bienes,  lo más justo y equitativo posible.

Lo más triste es que  la militancia peronista  conocía  la amenaza  que  representaba   Javier Milei,- que no ocultó en ningún momento sus  ideas de cambio rotundo,  para  imponerse con un sistema  ultralibertario, en  posición  diametralmente opuesto al actual,  como seguidor  que se declara de las doctrinas de la  escuela austriaca, que ya sabemos es   defensora de la ciencia económica del libre mercado. Un sistema donde el Estado es un estorbo y hay que  achicarlo hasta casi eliminarlo, no importa si en el camino queda un tendal de gente desprotegida y hambreada.

No  supieron  las fuerzas peronistas,  frenar  el avance  impetuoso del  hombre que enarbolaba su  preparación académica luciendo  libros bajo el brazo, mientras ocultaba su falta de  formación política. Solo dos años le bastaron a Milei  para posicionarse del escenario  político, subirse sobre la grieta que sabía  dividía  al sistema político y a la sociedad aquejada  de penurias económicas sin solución a la vista. Fue así que el libertario conectó con lo más profundo y oscuro  de ese abismo.

No hace falta ser  politólogo,  para reconocer que  el hombre le encontró el talón de Aquiles al peronismo  enfermo de cansancio,  aburguesamiento,  y  desunión.  El ejemplo más visible ha sido la andanada de críticas al  Alberto Fernández,  un presidente  que ha gestionado en soledad,  desconectado  de su vice, porque ni las llamadas se respondían , cuando transcurría  uno de los mandatos más difíciles  de la historia del país  con una pandemia primero,   y  para colmo, una sequía  después. Y toda esa desconexión y críticas  en la plana mayor del país, lamentablemente  fueron de dominio público. Ni siquiera  se ventilaron en   privado, y ahí estaba a la caza de  la oportunidad,  el pretendiente  libertario  que  logró avanzar,  porque las defensas estaban por el suelo.

Milei apareció con su flauta como Hamelín para  hacerse seguir por los jóvenes, no se sabe cuántos de ellos   enajenados por  el personaje  que gritaba con la motosierra  sobre un escenario, o  esperanzados realmente en que  ese  proyecto libertario   resuelva  la inflación galopante, y les asegure un dólar barato,  para comprarse un auto y una casa en  un periquete…La prueba de que no hubo adoctrinamiento  peronista en las universidades, es esa,   bastó que escucharan la arenga libertaria  y salieron tras el librepensador, desoyendo las advertencias  de que aplicar ese proyecto será  tan drástico, que no se puede concretar si no es con represión.

Un diputado de La Libertad Avanza,  retomó la propuesta de cambiarle el nombre al Centro Cultural Néstor Kirchner, y ponerle  el  de Julio Argentino Roca. No es primera vez que  intentan esta guerra contra los símbolos. El macrismo sobre todo. Pero  siempre  lo  impidieron miles de jóvenes  a los que vimos  acompañar  el cortejo   fúnebre y llorar la  partida de Néstor,  que también tuvo su epopeya cuando  apareció  allá por el  2001, sin ser apenas conocido, y en corto tiempo  logró  reducir  a la mitad  los niveles de pobreza, indigencia y desempleo,  renovó la Corte Suprema de Justicia, los juicios por delitos de lesa humanidad,  recompuso las relaciones con los países de Latinoamérica, entre otras.  Él supo enamorar a los jóvenes de la política.

Ahora Milei consiguió movilizar  a  miles de jóvenes y adultos también,  y los enamoró pero con la rebeldía. Y no se trata de campaña de miedo ni mucho menos,  pero  el giro  que pretende dar, será tan radical en la economía, la política y las relaciones internacionales del país, que el costo va a ser muy alto. Por eso  analistas conocedores de estos procesos, advierten que se vienen meses muy difíciles para el pueblo argentino.

Ya  los precios en los supermercados  rompieron el techo, y  se viene un fuerte recorte del gasto público de hasta “15 puntos del PIB”, eliminación de subsidios,  privatización de empresas del Estado,  dolarización de la economía, la eliminación del Banco Central,  reducción de ministerios,  implementación de un sistema de “vouchers o cheques educativos”, y hasta  una eventual ruptura de las relaciones diplomáticas con países como China y Brasil, o la realización de un plebiscito sobre la ley del aborto.

Esto fue lo que  la Libertad Avanza declaró oficialmente en su programa de gobierno, pero ya en más de una ocasión Milei  se ha desdicho, y nos empieza a preocupar esa  trayectoria errática, o por lo menos insegura de  un presidente que parece tomar a la Argentina  como laboratorio, para someterla a prueba y error  un proyecto  que no dejará ver resultados  halagüeños tan pronto como se necesita, ahora se habla de  dos o más años; mientras   los expertos sostienen  que está probado a  lo largo de la historia, que no resulta. Lo peor de todo es que  este  experimento lo paguen con sus vidas los más vulnerables, porque si osan  protestar  como acostumbran, la represión estará a la orden del día.

 

 

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