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Colonizados for ever

Gabriel Princip

Los medios dominantes, con sus pseudo periodistas estrellas, analizan la política partidaria, la actualidad nacional e internacional sin contenido ni profundidad. Todo es “se robaron todo”, “encontraron un país quebrado”, “hay que darles tiempo”, “ahora se dialoga” y demás frases que Doña Rosa entiende pero su superficialidad llega al límite de la mentira.

En ningún programa político se debate la colonización cultural, el accionar de las corporaciones en definitiva nunca ponen en blanco sobre negro a los verdaderos artífices del bien y del mal de la actualidad cotidiana. Por esta razón llegamos a afirmaciones tales como «la televisión es la caja boba, las encuestas dan al triunfo a quien las encarga, clarín miente, y la mayoría de los periodistas responden a una pauta y no a la información fundamentada».

En “Los profetas del odio y su yapa”, Arturo Jauretche escribe: “Esto de la colonización pedagógica me parece que está centrado en sus verdaderos términos en el libro de Jorge Abelardo Ramos, “Crisis y resurrección de la literatura argentina”, de 1954 que dice, en las naciones coloniales, despojadas del poder político director y sometidas a las fuerzas de ocupación extranjeras. Los problemas de la penetración cultural pueden revestir menos importancia para el imperialismo, puesto que sus privilegios económicos están asegurados por la persuasión de su artillería. La formación de una conciencia nacional en ese tipo de países no encuentra obstáculos, sino que, por el contrario  es estimulada por la simple presencia de la potencia extranjera en el suelo natal…En la medida que la colonización pedagógica-según la feliz expresión de Spranger, un imperialista alemán- no se ha realizado, solo predomina en la colonia el interés económico fundado en la garantía de las armas. Pero en las semi-colonias, que gozan de un status político independiente decorado por la ficción jurídica, aquella “ colonización pedagógica se revela esencial, pues no dispone  de otra fuerza para asegurar la perpetuación del dominio imperialista, y ya es sabido que las ideas, en cierto grado de su evolución, se truecan en fuerza material. De este hecho nace la tremenda importancia de un estudio  circunstanciado de la cultura argentina o pseudo-argentina, forjada por un signo de dictadura espiritual oligárquica…La cuestión está planteada en los hechos mismos, en la europeización y alienación escandalosa de nuestra literatura, de nuestro pensamiento filosófico, de la crítica histórica, del cuento y del ensayo. Trasciende a todos los dominios del pensamiento y de la creación estética y su expresión es tan general que rechaza la idea de una tendencia efímera”.

Releyendo en profundidad a los emblemas del pensamiento nacional se puede comprender el accionar de los intelectuales y periodistas reclutados por los medios dominantes, los verdaderos grupos de tareas de la oligarquía.

“La justicia de Brasil no es como la nuestra, esa es justicia”, “estos gobiernos como los k no ocurren en el primer mundo”, o “ahora si con el ajuste y el orden la economía marcha”  son frases reiteradas en programas políticos  conducidos por locutor rockero. Comenzando con nunca lo nuestro es bueno empieza la afirmación de una mente colonizado mas luego impera en su pensamiento la idea positiva del orden económico impuesto por la oligarquía para bien del país es decididamente un suicidio intelectual sistemático y diario. El solo hecho de pensar en la prolijidad de las clases altas hace que quien propague esa idea mas quien la reciba en forma convencida aumenten la cantidad de colonizados y fracasados en la vida.

Para los formadores de opinión el pensamiento único liberal impuesto en gobiernos de derecha es  lo más rescatable de este país ubicado al sur de Bolivia. Derechos humanos, sociales, laborales, equidad, igualdad, son conceptos que solo manejan los gobiernos populistas constituyendo una fantasía que determina una fiesta que se debe pagar.

Diría Jauretche “El recorrido de nuestra historia está lleno de mojones que han sido cubiertos deliberadamente por la “ colonización pedagógica”, que como las arenas del desierto se empeña en impedir que encontremos el verdadero camino”.

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